Rebeca Marín
Los aranceles estadounidenses no impedirán que la plataforma digital de ropa Shein venda sus productos en Estados Unidos, subrayó su director ejecutivo, Donald Tang, en una entrevista con AFP en París.
El dirigente del grupo fundado en China, pero con sede en Singapur aseguró también que su empresa no recurre al trabajo forzado, tras críticas de las oenegés que la acusan de menospreciar el impacto ambiental o el respeto de los derechos humanos.
"No nos enfocamos en la política aduanera", aseguró Tang. "Encontraremos la manera de proporcionar [a los clientes] nuestros productos pasen lo que pase, porque nuestro modelo económico nos permite seguir haciéndolo", dijo.
El presidente estadounidense, Donald Trump, impuso aranceles adicionales del 20 por ciento sobre los productos importados de China. Washington también sugirió que se podría poner fin a una regla que permitía importar paquetes por un valor inferior a 800 dólares sin pagar gravámenes.
Shein y Temu se aprovecharon durante años de esta norma y pudieron enviar productos por un valor de decenas de miles de millones de dólares a Estados Unidos.
Shein hará "todo lo que esté en su mano" para que sus 90 millones de clientes estadounidenses "no se vean afectados", prometió Tang.
Aunque no detalló las medidas que el grupo podría poner en marcha, tomó el ejemplo de la pandemia del covid-19, durante la cual la empresa "consiguió entregar cada paquete" a los consumidores, "sin aumentar nuestros precios".
Como muchos gigantes del sector textil, Shein es acusado regularmente de beneficiarse de la explotación de la minoría musulmana uigur en los campos de algodón y talleres de la región de Xinjiang, en el oeste de China.
"Tenemos una política de tolerancia cero respecto al trabajo forzado", afirmó sin embargo Tang, al añadir que Shein implementó un "código de conducta conforme a la Convención de la Organización Internacional del Trabajo".
"Cuando integramos una fábrica entre nuestros proveedores, les hablamos de este código de conducta", explicó. "Recurrimos a auditores de renombre internacional que realizan visitas inesperadas a las fábricas", añadió.
Estas auditorías son insuficientes, estimó David Hachfeld de la ONG Public Eye, que realizó una investigación sobre Shein. En algunos subcontratistas, "la semana típica para la mayoría de los trabajadores es de 75 horas, con un día y medio de descanso por mes", subrayó.
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