La unidad se construye, no se compra en ningún establecimiento mercantil; no es un producto desechable o tangible.
Pero lo que ha hecho la 4T es destruir la unidad desde que asumió el poder. Durante sus seis años de gobierno no convocó a la unidad.
Para Andrés Manuel López Obrador no existió la oposición y por ende, a quién convocar en momentos críticos de su administración.
Todo el tiempo buscó minimizar al adversario. Para el obradorato no había cabida a acuerdos de unidad o los pactos que se estilaban en el pasado.
Durante el gobierno de Lázaro Cárdenas se expropió la industria petrolera. Pero durante dos años construyó la unidad de todos los sectores.
Previo a la nacionalización del petróleo, Cárdenas tuvo de su lado a todas las organizaciones sindicales y patronales, que le sirvieron de respaldo.
Con López Obrador ningún acuerdo con nadie, mucho menos se firmó un pacto de unidad.
Lo anterior viene al caso, porque hay sectores del obradorato y del actual gobierno que han lanzado llamados a la unidad, frente a los embates de Donald Trump.
La presidenta Claudia Sheinbaum, ha relegado el diálogo con la oposición a la secretaría de Gobernación, a cargo de Rosa Isela Rodríguez.
Hasta el momento a la presidenta no se le nota la intención de reunirse con los dirigentes de los partidos de oposición.
En realidad la única unidad que pregona el oficialismo es hacia adentro, pero con notables diferencias por el surgimiento de corrientes, tribus o sectas.
¿El pueblo está del lado del gobierno? ¿Con eso es suficiente? Depende desde la arista que se pueda ver y discernir.
Pueblo significa el grupo de personas que constituyen una comunidad en virtud de una cultura, religión o elementos en común.
En 2024, según los datos oficiales votaron por Sheinbaum 36 millones de personas, de un universo de casi 100 millones de electores y una población total de 130 millones de mexicanos.
Sheinbaum es presidenta de todos, en consecuencia, tiene obligaciones y responsabilidades para todos los sectores y comunidades, más allá de simpatías personales o políticas.
En momentos de crisis, la unidad es fundamental en una nación, pero no hay atisbo alguno de que ello puede concretarse en el corto plazo.
Difícilmente se puede llamar a la unidad, cuando el principal antídoto ha sido lo opuesto: la división, el odio, la censura y la venganza.
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