¿Qué hay en puerta? Un país convulso, con crisis en todos los sectores, con detonadores explosivos en cada uno.
¿Ese es el escenario ideal del cambio prometido? ¿O bien la segura continuidad del régimen populista de Andrés Manuel López Obrador?
El precio de la gasolina está a punto de alcanzar el triple del prometido costo morenista, es decir que debía valer 10 pesos el litro.
Hay lugares del país, donde el litro ha subido hasta 28 pesos, sin que haya acciones o reacciones del gobierno.
Ello es suficiente para detonar una escalada en los precios, a grado tal que un kilo de fruta es mucho más caro que uno de bistec.
La migración es una bomba de tiempo que estallará durante los primeros meses de la administración de Donald Trump.
Dicha crisis complicará la gobernabilidad en las entidades que hacen frontera con Estados Unidos.
La migración permitida por López Obrador se convertirá como el gran problema para Sheinbaum, y una oportunidad para que el crimen organizado refuerce sus filas.
Ello le dará un fuerte impulso a la economía de la violencia y cobro de piso; la extorsión como política pública, al permitir la expansión del crimen organizado.
Hay una errónea percepción de Trump, en cuanto a la constitución de la delincuencia organizada.
Esto porque el narcotráfico tiene profundas raíces entre la población más necesitada; le inyecta recursos a su economía, con los que hace frente a sus obligaciones ciudadanas.
Un eventual ataque a los cárteles de las drogas por agentes estadounidenses, será contra ese tipo de ideología que hoy forma parte de la idiosincrasia del mexicano.
En la sociedad mexicana hay una simbiosis entre criminales y ciudadanos, que dependen unos de los otros, así es como se explican las disputas territoriales.
Pero al mismo tiempo esa maquiavélica sociedad, gestó un solo equipo en las pasadas elecciones, donde el partido en el poder obtuvo más de 10 millones de votos que no esperaba.
Bajo esa tesitura se entiende que las bandas criminales no se enfrenten al Estado, con todo su poderío y arsenal de violencia; su eventual sociedad lo hace impensable.
Ese es el gran reto del gobierno de Sheinbaum, desprenderse de todo atisbo de sociedad con el narcotráfico, herencia nata de López Obrador al que sucedió el 1 de octubre.
¿O habrá un nuevo pacto inconfesable? Sheinbaum no es pragmática, sigue al pie de la letra las enseñanzas de su jefe político.
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