Coordenadas Políticas/Martín Aguilar/El poder absoluto

Muy grave para Morena en la capital podría ser el empoderamiento de Tomás Pliego en el equipo de Clara Brugada, pues el flamante secretario de Atención y Participación Ciudadana de la Ciudad de México unifica opiniones en contra al interior de la 4T.

 

Ante las denuncias por la prepotencia con que Pliego se conduce no sólo en el gobierno local, sino además con alcaldes y diputados, ayer se sumaron otros reclamos internos que advierten lo peligroso que es para la Jefa de Gobierno darle rienda suelta a alguien que le puede partir el equipo.

 

Dirigentes morenistas indicaron que, al saber que Tomás encabezaría la nueva dependencia, que absorberá importantes tareas de gestión ciudadana y tendrá derecho de picaporte con el gabinete, optaron por buscar opciones fuera de la ciudad.

 

Todos coinciden en que por ser un político muy limitado recurre a la prepotencia y la soberbia para buscar imponerse, lo que ha generado tensiones en el entorno de su jefa, a la que recomiendan tenerlo bien vigilado.

 

Porque si la idea de Clarita es que su gobierno se acerque a la gente a través de la gestión en todas las alcaldías, incluso las de oposición, para ganar simpatías, no vaya a ser que al final coseche antipatías por la actuación de su funcionario.

 

Muchos recuerdan a Tomasito como un joven idealista que siguió a René Bejarano, quien jamás vio en él a alguien con posibilidades de crecer, lo que frustró y generó resentimiento en el entonces aspirante a gobernar la Delegación Cuauhtémoc.

 

Quizá por ello, cuando Bejarano acabó en la cárcel por los videoescándalos de Carlos Ahumada, Pliego fue de los primeros en unirse a Martí Batres para traicionar al profesor e intentar arrebatarle la IDN, su corriente en el PRD.

 

Al fallar, pasó años en la sombra, hasta que nació Morena y vio la oportunidad de resurgir; si bien en el nuevo proyecto encontró acomodo en un cargo, hoy la revolución le hace justicia y por fin es secretario.

 

Pero Tomás debería tomar su ascenso como una oportunidad para que por fin despegue, y no como un lugar para sacar sus frustraciones, pues de lo contrario no pasará jamás de ser político de medio pelo, sin mayor futuro.

 

Aunque no sólo él se llevó las palmas de los morenistas, pues Javier Hidalgo, titular de la nueva Secretaría del Deporte, acaparó también comentarios. Aunque en la 4T coinciden en que es un político muy chiquito que sólo busca acomodo, la diferencia es que no lo ven de peligro.

 

Recuerdan que traicionó a todas las corrientes del PRD y que resurgió también de las cenizas cuando nació Morena, por lo que está en modo revancha, aunque la de él es de tipo más personal.

 

Como quiera, la carrera entre ambos por ver quién es el peor fichaje de Clarita está muy cerrada, ya que los dos son desechos del proyecto de izquierda que llegó a la ciudad con Cuauhtémoc Cárdenas en 1997. 


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