La Merced se niega a morir en la CDMX

Rebeca Marín

En el Mercado La Merced a diario se tejen diferentes historias de vida y superación. Los gritos con las ofertas del día y el de los diablitos abriéndose camino entre los pasillos con un "golpe avisa" no cesan en todo el día. Ahí los trabajadores y visitantes están acostumbrados al bullicio desde muy temprano.

 

Los olores de especias se mezclan con el de croquetas que se venden a granel. El vapor de la comida preparada llega a los puestos de ropa y zapatos, antes de dar pie a la zona de ortodoncia que contrasta con el resto de los productos ofrecidos en el Mercado de la Merced.

 

El mercado está lleno a todas horas con camioneros, vendedores, compradores, carniceros y cocineros.

 

En el mercado no solo se pueden encontrar alimentos, sino también zapatos, artículos de belleza, flores artificiales, juguetes, ropa, dulces, bolsos de piel, entre muchas otras cosas. Debido a su gran variedad de productos, es uno de los lugares preferidos de las familias mexicanas, así como de vendedores que van a surtirse para posteriormente ofrecerlos a sus clientes en los otros mercados y tianguis.

 

Es uno de los centros de abastecimiento más grande de la Ciudad de México (CDMX) y de América, ya que cuenta con más de 6 mil puestos y zonas para actividades complementarias a la llegada y distribución de mercancías, en su mayoría alimentos y productos de primera necesidad.

 

Este centro de comercio está dividido en 11 zonas; en la nave mayor se encuentran frutas, verduras y legumbres, en la menor las carnes y romería, en el paso a desnivel zona de comidas, el mercado de las flores y en el banquetón al exterior hay una mezcla de productos.

 

El joven Ernesto Antonio Martínez, que tiene su puesto de comida prehispánica a la entrada de la Nave Mayor, quien lleva 30 años vendiendo, reconoce que las fechas en que más hay gente es en diciembre, la fecha de Día de Muertos y Semana Santa.

 

Sus productos son de Pátzcuaro, Michoacán, el cual ya está desapareciendo tales como pescado de hoja de tamal, todo esto se ha ido rezagándose "si todavía se vende, pero ya es menos", dice a La Prensa, resignado.

 

Dice que con esta es la tercera generación en su familia que se dedica a la venta de esta comida prehispánica que da história al famoso "taco placero", una tradición que se ha venido perdiendo.

 

"Mis familiares empezaron desde antes de que se hiciera este Mercado de La Merced", recordó que este famoso mercado tiene 67 años.

 

Admitió que con la Central de Abasto, que se encuentra en la alcaldía de Iztapalapa, muchos dejaron de ir a La Merced.

 

También aquí se encuentra el Mercado Ampudia, que se distingue por la venta tradicional de dulce y los modernos, y es en la temporada de frío cuando más gente viene a comprar para soportar este clima, nos comenta una vendedora.

 

Por su parte, Avine Rendón, quien tiene apenas 20 años aproximadamente de dedicarse a la venta de dulces, destacó que generación tras generación está el gusto por dedicarse a la venta de dulces "para endulzarles el paladar a la gente", dice sonriente.

 

A su vez, Alberto Rey López, Auxiliar de Administrador del Mercado Ampudia, dice que aquí hay 154 locales y cerca de 400 trabajadores y su mejor temporada de venta es la temporada de Difuntos.

 

Por su parte, Avine Rendón, quien tiene apenas 20 años aproximadamente de dedicarse a la venta de dulces, destacó que generación tras generación está el gusto por dedicarse a la venta de dulces "para endulzarles el paladar a la gente", dice sonriente.

 

A su vez, Alberto Rey López, Auxiliar de Administrador del Mercado Ampudia, dice que aquí hay 154 locales y cerca de 400 trabajadores y su mejor temporada de venta es la temporada de Difuntos. 


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