Siguiendo con la lógica de desaparecer órganos que, según la 4T, no aportan nada y sólo representan un lastre para el erario, se debería decretar la extinción inmediata de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Y es que mantener un organismo que representa una fuerte carga presupuestal, y que no cumple su función de defender a la ciudadanía, no tiene ningún sentido, por la sencilla razón de que ya no hace falta.
Por mucho que les pese en Morena, tanto la CNDH como el Instituto Federal Electoral (hoy INE), dos pilares de la democracia en el país, fueron creados por Carlos Salinas de Gortari, el famoso Chupacabras.
Ambos organismos se convirtieron poco a poco en grandes de la defensa electoral y de los derechos humanos de los mexicanos, tanto que fueron los instrumentos por los que los morenistas pudieron llegar al gobierno.
Por lo que respecta al INE, el oficialismo ya tomó el control, aunque eso no ha sido suficiente, pues insisten en desaparecerlo para que sea el propio gobierno el que organice y califique las elecciones, tal como ocurría en las épocas doradas del PRI.
Y en la CNDH bastaron sólo cinco años para echar abajo el prestigio que costó 30 años construir, cuando Morena impuso en 2019 a Rosario Piedra al frente, y se convirtió en comparsa del gobierno.
Pero cuando todo mundo pensaba que el organismo había tocado fondo, y que resurgiría como garante de los derechos humanos de los mexicanos, una asquerosa maniobra en el Senado permitió que Piedra fuera reelecta por cinco años más.
No porque alguien viera un mínimo de capacidad en la hija de Rosario Ibarra, sino porque no encontrarían a alguien más dócil para tapar las tropelías que este gobierno comete en contra de la población.
Hubiera sido más fácil incluir a este órgano en la lista de candidatos a desaparecer, pues si existe o no es exactamente lo mismo, con la diferencia que el erario se podría haber ahorrado una lanota.
Se ha dicho que los militares presionaron para mantener a un títere en ese organismo, y en parte es cierto. Pero la cruda realidad es que la CNDH representa un negocio muy rentable para los duros de Morena.
Y es que varios de ellos tienen en su abultada nómina a familiares, amigos o detalles. Con Piedra mantendrían el negocio de la nómina; con cualquier otro personaje se les hubieran acabado las canonjías.
Si la Comisión ya no sirve para nada, ¿por qué no la desaparecen y los mexicanos se ahorran una buena lana?
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