Los ultras de Morena han formado una tormenta donde no la había, y todo por tratar de imponer por la mala a una desdibujada Rosario Piedra, para un segundo periodo al frente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Con esas grillas, los morenistas le están levantado olas a la Presidenta de la República, pues, incluso hasta organizaciones internacionales ya se pronunciaron por la falta de garantías de los derechos humanos en México.
Obviamente, la propuesta ultra para que repita Piedra no es porque la consideren una lumbrera, sino porque la ven absolutamente servil al gobierno de la 4T.
Y es que su nombre, que originalmente no había aparecido en la tercia de finalistas, fue incluido de último momento porque algunos sensores de Morena insistieron, lo que hace el tema aún más interesante.
Primero, porque se verá si quienes utilizan el nombre de Andrés Manuel López Obrador como llave conservan la influencia que llegaron a tener con su jefe máximo en activo, o si Claudia Sheinbaum empieza a abrir su propio juego.
La postulación está plagada de irregularidades, como la del presidente de la Comisión de Justicia del Senado, Javier Corral, que al ser obligado a revelar las calificaciones de las finalistas confesó que de las últimas 15, Piedra ocupó precisamente el lugar 15.
Ni la oposición ni la mayoría de senadores de la 4T la apoyan, pues no hay manera de defender su actuación como ombudsperson del país.
Para justificar su inclusión entre las finalistas, Corral dijo que un grupo de legisladores de su partido insistieron en ello. ¿O sea, la convocatoria no sirvió para nada?
Aunque quizá el asunto más escandaloso fue la falsificación de una supuesta carta de recomendación del obispo emérito de Saltillo, Raúl Vera, que Piedra incluyó entre sus papeles, y que apenas se conoció fue desmentida.
Nadie puede imaginar que una persona tramposa, que viola la ley, vaya a garantizar los derechos de los ciudadanos. El Senado ya anunció que revisará con lupa todas las cartas de apoyo que la aspirante presentó, para ver si son auténticas.
Luego de ser desmentida de fea forma por el obispo, Piedra trató de justificarse diciendo que transmitió esa carta "sin malicia ni mala fe", pero Vera y los senadores piden ir a fondo y revisar si se configura un delito mayor, pues la convocatoria es clara en ese tema.
Elementos para que Claudia se quite esa piedra del zapato hay de sobra: no sólo el intento de fraude o la pésima gestión de la aspirante, sino que además la Presidenta busca prohibir todo intento de reelección, y mal se vería iniciar su gestión traicionando sus propias ideas.
Por todo esto sólo habría dos finalistas con posibilidades reales: Nashieli Ramírez, expresidenta de la Comisión de Derechos Humanos en la Ciudad de México, y la jalisciense Paulina Hernández, a quien dicen apoya el senador Adán Augusto.
A ver si el apoyo de Adán no le juega en contra a Paulina, pues en el sexenio pasado el tabasqueño acabó con fama de "ojo alegre".
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