En la circular 001 –o sea, la primera acción de la Dirección de Capital Humano–, el subdirector José Antonio Carrillo Aguilar informó a los trabajadores, apenas el lunes, que ya no tenían que haberse presentado desde el 1 de octubre.
Mediante el documento –firmado el 04 de octubre, pero entregado antier–, el funcionario les dijo que ya llevaban siete días trabajando de gorra. Claro que las bases se encabritaron y amenazaron con tomar la alcaldía, lo que obligó a la administración de Janecarlo a recular.
Aunado a esa amenaza, alguien les advirtió también sobre un oficio firmado en septiembre pasado por el director de Personal de la CDMX, Sergio López Montecino, en el que el chileno instruía a mantener esa nómina hasta diciembre.
Aunque al final el alcalde se rajó, tiene encima a los trabajadores, que ahora ya saben que sus días están contados, y que solamente tendrán chamba un par de meses más.
Eso habla de la absoluta inexperiencia de Lozano en la administración pública, pues permitir que un subdirector tomara una decisión tan importante es de primaria. Al menos se lo hubiera encargado al director del área.
Porque, aunque el alcalde alegara inocencia, ya salió chamuscado. Y es que, si le avisaron de los despidos y lo autorizó, mal; si no le avisaron, peor.
Dicen que Janecarlo jamás había pasado de ser dirigente vecinal en la zona de Cuautepec, y recién fue diputado local por el PRD, al que traicionó de inmediato para venderse a Morena. No tiene ni experiencia ni equipo para sacar adelante una administración.
Tan es así, que a la alcaldía regresó la mayoría del equipo del exdelegado Víctor Hugo Lobo, de quien supuestamente se había distanciado.
Dicen que podrá ser inexperto para la administración pública, pero que para el dinero no se le despeina ni un solo pelo, pues en la Dirección General de Administración, que maneja todos los recursos de la alcaldía, designó a su excuñada, Zaira Pilar Medina Sánchez.
A lo mejor Zaira es de todas sus confianzas, pero lo mejor sería que le supiera algo al tema, porque el manejar un presupuesto millonario como el de la segunda alcaldía más grande de la capital, y con alguien que gasta a manos llenas como alcalde, puede ser un gran riesgo.
Otro cargo que es estratégico en una alcaldía es la Dirección de Jurídico y Gobierno –considerada como la número dos en el organigrama–, y ahí designó al ambientalista Fernando Martínez Álvarez, a quien conoció en Coahuila, cuando ambos andaban de porros en la elección local.
Pobres maderenses, porque esto apenas comienza.
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