Si no fuera porque lo dijo en público, sería un mal chiste que Clara Brugada haya llamado a las autoridades de todos los partidos a olvidar "el signo del que provienen", y a unirse en una gran metrópoli por el bien de los ciudadanos.
Sectaria como es, la exalcaldesa de Iztapalapa propuso la creación de un Cabildo Metropolitano, en el que estén representados gobernadores, alcaldes y congresos de los estados que colindan con la Ciudad de México, sin importar ideologías.
Buena puntada la de Clarita el haber hecho tal propuesta justo cuando acaba de regresar de una gira por Colombia, a la que se llevó solamente a los 11 alcaldes locales de Morena; no invitó a los de oposición.
Incluso cuando aún está reciente el evento donde Jesús Sesma, próximo coordinador local del PVEM, tuvo que hacer maroma y teatro con los alcaldes Luis Mendoza, de Benito Juárez, y Alessandra Rojo de la Vega, de Cuauhtémoc, a los que invitó a la plenaria de su fracción.
Estaban convocados también los de la 4T, pero se negaron a entrar y sentarse a la mesa mientras Luis y Alessandra estuvieran ahí; Sesma se disculpó con los opositores, quienes entendieron y hasta agradecieron la invitación.
Pero, además, la administración capitalina que está por concluir, encabezada primero por Claudia Sheinbaum y ahora por Martí Batres, lo que menos ha hecho es escuchar a los alcaldes, incluyendo a los suyos.
Sólo un par de veces en seis años fue convocado el Gran Cabildo de la Ciudad de México, integrado por los 16 alcaldes de la capital y el gobernante en turno, cómo le piensa hacer Brugada para engatusar a autoridades de cinco entidades.
La idea de empujar desde la CDMX políticas metropolitanas que abarquen no sólo a la capital, sino también a las entidades que la circundan, no es mala. Incluso sería necesaria, pues lo que acontece en una zona impacta a las demás.
Temas como seguridad, agua, movilidad, medio ambiente y empleo, por ejemplo, deberían tratarse en un Cabildo Metropolitano, sin duda. El problema es el sectarismo de quien lo propone; si Clara no recibe ni a los de su partido, menos lo hará con sus enemigos.
En su reciente gira de agradecimiento por Azcapotzalco, señaló que si la delincuencia se organiza en forma metropolitana para burlar la ley, brincándose de un estado a otro simplemente cruzando una calle, las autoridades lo deben evitar.
Esa chambita caerá en la Secretaría de Planeación, Ordenamiento Territorial y Metrópolis (hoy Seduvi), que le creará a Alejandro Encinas, uno de los vetados del gobierno federal.
Y no es que Encinas carezca de experiencia; tiene un colmillo largo y retorcido producto de tantos años de brega. El asunto es ver si realmente su jefa lo dejará trabajar, porque si le sale con que tal proyecto no comulga con la 4T, todo se ira al caño.
Con una vez que fallara se perdería la confianza; eso sin contar con las dudas que despierta Clarita entre sus colegas gobernadores.
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