Coordenadas Políticas/Martín Aguilar/Todo por bien se acaba

En plena campaña electoral, cuando todo indicaba que Santiago Taboada sería el próximo jefe de Gobierno de la Ciudad de México, líderes de Morena le organizaron una reunión a Clara Brugada con grupos vivideros de la capital, para ver si levantaba.

 

No faltó ninguno de los que se dedican a lucrar con las necesidades de las personas que menos tienen, utilizando fondos públicos de los capitalinos para hacer clientela electoral y armar grupos de presión política.

 

Todo era felicidad, hasta que Brugada tomó el micrófono para anunciar que, si la ayudaban a llegar a la Jefatura de Gobierno, desaparecería el Instituto de Vivienda de la Ciudad de México, uno de los grandes negocios de la izquierda desde que llegó al poder en 1977.

 

Los organizadores no daban crédito a lo que acababan de escuchar, y el rumor entre los asistentes iba en aumento, hasta que alguien le preguntó a Clarita en el oído si sabía que el auditorio estaba lleno de promotores de vivienda, que han hecho del INVI un redituable negocio.

 

La entonces candidata ratificó a los organizadores —que la acompañaban en el presídium— que su intención sí era desaparecer el instituto, pero a cambio crear la Secretaría de Vivienda de la ciudad.

 

Todos respiraron tranquilos, y le solicitaron a la candidata que lo anunciara ante el micrófono, para que los invitados no se quedaran con la idea de que les quitaría su negocio, sino que lo haría más productivo.

 

Una vez pasado el susto, los vivienderos ofrecieron apoyar a la morenista, que en ese momento perdía cada vez más simpatías entre los grupos de vivienda, transporte, comercio público y hasta con la burocracia local.

 

La reunión fue parte de la estrategia de Claudia Sheinbaum ante la evidente caída de la campaña de Brugada, y el alza sostenida de Taboada, pues muchos dirigentes se quejaban del sectarismo de la exalcaldesa de Iztapalapa.

 

Una vez obtenido el triunfo, Clarita anunció la intención de cumplirles, y ya está en el papel la creación de la nueva Secretaría de Vivienda de la Ciudad de México, incluso ya hasta suenan nombres para encabezarla.

 

Pero lo más gracioso —aunque en realidad es trágico—, es que se esté pensando en el diputado Gerardo Villanueva para secretario del ramo. Y no es que el cuate desconozca el tema; al contrario, tan lo conoce que es uno de los históricos beneficiarios.

 

Desde hace años lidera la agrupación Benita Galeana, que acapara créditos del INVI, y que le reporta directamente a Martí Batres, la figura que está detrás del negocio.

 

Parece que el jefe de Gobierno sustituto tendrá una muy buena fuente de ingresos para financiar sus futuras aventuras políticas en la capital del país, a partir de octubre próximo.

 

Por cierto, a las muescas del revólver de Martí habrá que agregar su propuesta de ley para poner topes a quienes quieran construir vivienda para renta en la capital. Y a quienes ya lo hicieron, les impedirá que aumenten el costo del alquiler por arriba de la inflación anual.

 

A ver quién se atreve a construir vivienda de este tipo, con la consecuente pérdida de inversiones y empleos en la capital. 


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