¿Seguirá la política de abrazos no balazos? Difícilmente. El país y su nivel de gobierno más débil, el municipio, no aguantarán otro sexenio.
La decisión de nombrar a un policía al frente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, es muestra de que esa estrategia será sepultada.
Es evidente, que este no es el momento en que Claudia Sheinbaum pueda decidir el fin de esa política fallida.
Pero está claro que los últimos seis años sólo ayudaron a potenciar la expansión del crimen organizado a lo largo y ancho del territorio nacional.
El gobierno de Estados Unidos, detectó la cooptación de aproximadamente el 30% del país por el narcotráfico.
El más reciente estudio de Integralia Consultores arroja elementos en el sentido de que es insostenible la política anticrimen del actual régimen.
Por ejemplo, citó que el proceso electoral 2023-2024, fue el más violento de la historia.
Se registraron 889 víctimas de violencia política, incluido el asesinato de 39 aspirantes o candidatos.
Las víctimas de violencia se incrementaron 197.3% en comparación con 2021 y 132.7% frente a 2018.
Las entidades más violentas al respecto fueron Guerrero, Michoacán y Chiapas, principalmente en el ámbito municipal.
Es decir, que el crimen organizado observó mayor debilidad en ese nivel de gobierno, y en donde se concentró el 75% de los ataques a candidatos.
Peor aún, el análisis señala que el 92% de atentados a candidatos, afectó a aspirantes a presidencias municipales.
Eso significa que ese tipo de violencia fue factor decisivo en el resultado de las elecciones locales.
En consecuencia, serán los grupos criminales los que gobiernen a través de sus representantes que triunfaron en las urnas.
Casualmente, 294 víctimas de esa violencia, resultaron ser de Morena, donde el partido oficial tuvo mayor oportunidad de triunfo. Quitaron a los incómodos para poner a los suyos.
Derivado de lo anterior, los grupos criminales tendrán mayor control en los nuevos gobiernos.
¿Cuál es la estrategia de Omar García Harfuch? Profesionalización policial, inteligencia y prevención.
La ejecución de esa política anticrimen erosionará el poder del crimen organizado, mediante el desmantelamiento de sus centros de operación y mercados ilícitos.
Esa es la apuesta de la futura presidenta, y la explicación del nombramiento de un policía al frente de la dependencia responsable de la seguridad pública.
Bajo esa tesitura llegaría su fin la política abrazos no balazos, clave del actual gobierno para empoderarse.
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