Normalmente en estas fechas hacemos una reflexión de cómo nos fue en el año que está por concluir, el recuento de los daños, le dicen. Para los optimistas, preferimos pensar que es lo que podemos hacer para que el siguiente año sea mucho mejor.
La mayor coincidencia como país, es la inseguridad que seguimos sufriendo en nuestro querido México. Por más esfuerzos, estrategias, reuniones diarias de madrugada, planes, mejoras, y todos los etcéteras que quiera agregar, en muchas zonas del país, estamos igual, o quizás peor (por la expectativa que generó el gobierno de AMLO) que en aquel fatídico sexenio de Calderón.
Más allá de las cifras, del escándalo en que si se modificaron o no los números de desaparecidos, sigue el sufrimiento de miles de familias por no encontrar ya no digamos vivos, sino los restos de sus familiares, por lo menos para robarles alguna oración.
Pero, el flagelo más cobarde, es la forma en que somos testigos diariamente, de las extorsiones que sufren nuestros productores, comerciantes, pequeños empresarios, familias, que luchan todos los días por llevar el alimento a su casa, y que de un momento a otro, lleguen un grupo de criminales para rezarles el pan de cada día.
Lo peor, es la facilidad con que llegan estos holgazanes con armas de grueso calibre, y en fracción de segundos, despojan al pequeño productor, de su semana de trabajo. O no digamos más, que ahora resulte, que para poder trabajar, haya que pedirles permiso y pagar su cuota respectiva, a estos parásitos armados.
La extorsión ha crecido y se expande ya no solo en las ciudades sino en las comunidades rurales, y lo más cruel, que hasta los que perciben menos ingresos o están en la franja de pobreza, tienen que entrarle para seguir financiando el perverso negocio del crimen organizado.
El 2024 que viene, sin duda es una fecha muy relevante que todos los mexicanos debemos tener en cuenta, para no permitir que siga aumentando la delincuencia. Ese día es el domingo 2 de junio del 2024, donde podemos usar el arma más poderosa en la democracia: el voto.
El Poder Ciudadano debe hacerse presente en las campañas presidenciales, para exigirle a las candidatas y partidos, de qué forma enfrentarán al crimen organizado, y cómo lograremos por fin, que se acabe la extorsión y las ejecuciones, que han aumentado significativamente en los últimos 20 años.
Si bien es cierto, que hay otros delitos como el secuestro, que según las cifras oficiales ha disminuido, eso no es suficiente para dejar de exigirle a nuestros gobernantes que merecemos vivir con tranquilidad.
Particularmente estoy harto de la polarización política estéril: me parece que esa inconformidad debería canalizarse a resolver los grandes pendientes de la Nación. Los debates no deben darse si alguna candidata pronuncia bien la s, o si la otra candidata usa una Virgen de Guadalupe en la falda.
El debate central, debe darse en qué forma, real, evitarán que siga apoderándose el crimen organizado. No podemos darnos el lujo de dejar pasar otros 6 años, donde miles de familias sufren el suplicio de un familiar desaparecido o de una extorsión o robo.
Por lo pronto, los que trabajamos en Liberal Metropolitano y Cúspide les deseamos un exitoso 2024, y que sea el mejor para todas y todos, ¡salud!
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