Dante Delgado está enojado con quienes llama "la vieja política", en donde ubica al PRI y PAN.
¿Pero quién es Delgado Rannauro? ¿De verdad representa a la nueva política al lado de su frustrado aspirante presidencial Samuel García?
Delgado está por cumplir 73 años de edad. Su prolífica carrera política la hizo bajo el cobijo del PRI.
Creció a la sombra del poderoso, influyente y temeroso Fernando Gutiérrez Barrios. Fue su secretario de Gobierno en Veracruz de 1986 a 1988.
Al arribo al poder, el entonces presidente Carlos Salinas, designó a Gutiérrez Barrios, secretario de Gobernación.
Dante corrió con buena suerte, y asumió la gubernatura interina por cuatro años, en sustitución de quien fuera director de la temerosa Dirección Federal de Seguridad de 1964 a 1970.
Dicho organismo fue el aparato represivo del régimen contra las organizaciones de izquierda durante el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.
Dante Delgado es hechura de quien el 2 de octubre de 1968 estuvo a cargo del operativo del Batallón Olimpia que respondía a sus órdenes.
Lo anterior es parte de los antecedentes y formación de quien hoy rechaza "la vieja política".
El miércoles, el senador de Movimiento Ciudadano (MC), llegó lleno de ira a la Cámara Alta, y sin más decretó la muerte del Bloque de Contención legislativo.
¿Qué significa eso? La separación de MC del PRI, PAN y PRD en contra de las actitudes totalitarias de Morena, PT y PVEM.
¿Es decir que el retirarse de ese bloque, MC estaría apoyando a Morena en el Senado y Cámara de Diputados? Es lo que se vislumbra.
El hecho concreto es que Dante tiene la cara dura, pero la piel demasiado sensible. Sin duda, él también es un conspicuo representante de "la vieja política".
Se trata de un cacique partidista. En MC no hay mayor voz ni autoridad que la de él y quien se le opone es repudiado o marginado. Ahí está el caso del gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro.
En eso se identifica con Andrés Manuel López Obrador, dueño absoluto y jefe máximo de Morena.
Por eso irradia odio, enojo y desesperación. El PRIAN, como le llama, le quitó la careta de ciudadano, sepultando las aspiraciones de su delfín Samuel García, hueco en su discurso, pero saturado de likes en sus redes sociales.
Dante está muy enojado, y con ese rostro del miércoles mostrado a los reporteros, mucho se parece al de las mañaneras.
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