Rebeca Marín
En un contexto mundial de aumento en la demanda de alimentos, México enfrenta desafíos significativos relacionados con el incremento en la necesidad de fertilizantes, según datos proporcionados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La FAO estima que, para el cierre de 2023, la demanda de fertilizantes químicos a nivel global crecerá en un 3%, siendo este incremento fundamental para garantizar la producción agrícola necesaria.
El enfoque principal recae en los cereales, que continúan siendo la fuente de alimentos más crucial en el mundo, tanto para el consumo humano como para la producción pecuaria.
En el periodo entre 2021 y 2022, los agricultores mexicanos se enfrentaron a un encarecimiento sin precedentes de los fertilizantes, resultado de la pandemia por Covid-19 y del conflicto armado entre Ucrania y Rusia, principales proveedores de este insumo.
La FAO advierte que cada aumento del 10% en el precio de los fertilizantes genera un incremento del 2% en el costo de los alimentos, afectando de manera desproporcionada a las personas con menos recursos, que destinan una mayor parte de su presupuesto a la alimentación.
En respuesta a estos desafíos, México implementó iniciativas como el programa 'Fertilizantes para el Bienestar', que brinda apoyo directo a los productores del campo. Petróleos Mexicanos (Pemex) anticipa cerrar el sexenio con un aumento del 64.7% en la producción de fertilizantes, alcanzando un total de 1.3 millones de toneladas.
En el sector privado, proyectos como el de Fermachem, una empresa 100% mexicana, buscan invertir mil 500 millones de dólares para construir una planta con tecnologías líderes en la producción de fertilizantes.
Simultáneamente, se confirmó la construcción de otra planta en Tamaulipas, con una inversión de 300 millones de dólares, como resultado de un acuerdo entre Pemex y el gobierno estatal, con el objetivo de generar 15 mil toneladas anuales y contribuir a la soberanía alimentaria.
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