AMLO no pide servilismo de la SCJN, pide congruencia: Lenia Batres

Martín Aguilar

La aspirante a ocupar una plaza de ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Lenia Batres Guadarrama, señaló que el presidente Andrés Manuel López Obrador "no pide servilismo, sino congruencia".

 

"Creo que cuando él habla de que le fallaron, se ha referido a cosas muy concretas. Entiendo que les solicitó cuando quedaron promover políticas de austeridad en el Poder Judicial. Dos, que acataran la norma de remuneraciones. Tres, que buscaran acordar una reforma judicial. Entonces, creo que no pide servilismo, pide en realidad, que queden ministros y ministras que defiendan en esos temas que se han evadido", dijo.

 

Así lo señaló durante su comparecencia ante senadores de la Comisión de Justicia del Senado en el proceso de selección de la faltante a ministro de la SCJN.

 

La consejera adjunta de Legislación y Estudios Normativos de la Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal y hermana del jefe de gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, afirmó que el Ejecutivo Federal ha insistido en que de los cuatro ministros que le ha tocado proponer y que hoy ocupan lugares en la Corte, dos de ellos no han respetado las políticas que les pidió enarbolar.

 

Bajo los recuerdos de injusticia para los afectados del terremoto de septiembre de 1985, Lenia Batres señaló que, a los 16 años, decidió estudiar Derecho, "mirando los escombros de los talleres de costura derruidos sobre la calzada San Antonio Abad".

 

Imaginaba que, si la gente tuviera acceso a las leyes, habrían podido defenderse de los abusos laborales que tenían trabajando a las 7:18 horas, casi esclavizadas, hacinadas en locales insalubres, mal construidos, sin prestaciones laborales, a casi mil costureras que fallecieron aquel día del terremoto.

 

Lenia indicó que la mayor legitimidad de una ley, de un programa social, de una institución pública, del ejercicio presupuestal, deriva de cómo incide en garantizar el cumplimiento de los derechos de las personas.

 

"El paradigma constitucional que sustituyó al paradigma legislativo positivista, ha representado el mayor vínculo de las constituciones y las leyes y, al mismo tiempo, un límite al Poder Legislativo, que debe regular siempre de acuerdo con el contenido de la Constitución y un límite al ejercicio del Poder Ejecutivo que debe cumplir las leyes emitidas conforme a la Constitución".

 

Recordó que en algunos países como Estados Unidos, se atribuye la revolución de los derechos al Poder Judicial que, algunos sostienen, ha extendido el contenido constitucional sobre derechos humanos en su régimen jurídico, ampliando su ejercicio para las minorías. Aunque también hay quienes atribuyen al mismo poder la falta de desarrollo de los derechos sociales.

 

Advirtió que en México, cada reconocimiento, ejecución o extensión de un derecho social e incluso individual, como las libertades políticas, han surgido de movimientos sociales y han quedado plasmado en la Constitución, que justamente proviene de un gran movimiento social revolucionario; o en nuestras leyes impulsadas, entre otros, por gobiernos progresistas, como el de Lázaro Cárdenas, o por los propios movimientos sociales fundamentalmente de trabajadoras y trabajadores.

 

"Existe una gran preocupación porque la preponderancia del Poder Judicial existente en Estados Unidos sirve actualmente para falsificar la defensa de la constitucionalidad en regímenes jurídicos distintos, como el nuestro; se disfraza de ponderación o precedente, dice Luigi Ferrajoli, lo que en la práctica significa abrogación de normas constitucionales o legislativas por el Poder Judicial", señaló.

 

Del mismo modo, Lenia Batres dijo que "las relaciones que poseo no condicionarían la resolución de controversias particulares, ya que las convicciones de justicia social, de respeto a las libertades personales, de autogobierno profundo por las que he realizado funciones de gobierno, son las que sustentaría en los fallos en los que desde el Poder Judicial podría ahora participar.

 

"Es decir, seguiría guiándome por principios democráticos y de derechos humanos asentados en nuestra Constitución, de origen popular y republicano, con sujeción al derecho y el respeto de las facultades de los poderes representativos".

 

"Creo con constitucionalistas, como Gargarella, que en el derecho subsiste una potencia humanista esperanzadora. Incluso, revolucionaria, que se muestra abierta en su lenguaje, igualitario y universal. Creo, con Heriberto Jara, que ningún proyecto político, como los que representan las constituciones, se justifican si no se defiende prioritariamente la justicia social", concluyó. 


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