Luego de que Mario Delgado se saltara aparentemente las trancas, anunciando que él también irá por la Jefatura de Gobierno –que desde 2012 se le ha negado–, Claudia Sheinbaum parece estar calibrando bien su bastón de mando, para que todos sientan su peso de igual manera.
Que el dirigente nacional de Morena ansíe gobernar la capital del país no es nuevo; en los últimos doce años lo ha intentado y siempre se queda en la orilla. Pero que ahora lo vuelva a hacer, cuando la que manda ya tiene favorito, suena a pantomima.
Algunos dicen que, si Andrés Manuel López Obrador ganó al tercer intento, por qué Mario no podría hacerlo. Otros dicen que está buscando una salida digna y vender lo más caro que pueda su declinación por Omar Hamid García Harfuch, el favorito de Sheinbaum.
Y es que con los nombramientos de Ricardo Monreal y Adán Augusto López en la coordinación de la campaña presidencial, Delgado dejó de tener utilidad y se prepara para ahuecar el ala del partido.
Todo el mundo sabe que la elección del candidato oficial para la CDMX será por encuesta y que, aunque García Harfuch es el indiscutible favorito, los duros del partido, especialistas en voltear resultados, no lo acaban de aceptar.
En ese escenario, Mario busca asegurar posiciones y hacerse de fuero para 2024, pues, aunque es difícil que Morena pierda lo ganado en 2018, en una de esas se alinean los astros a la oposición, y él sería uno de los objetivos de un nuevo gobierno.
Curioso que el dirigente morenista haya usado el mismo canal que Omar Hamid para anunciar sus intenciones: La Jornada, el órgano oficialista que ha servido de destapador de la 4T, pues varias tribus –de esas que hace cinco años Claudia pidió erradicar– confluyen ahí.
El colimense se sumaría a Cuauhtémoc Blanco –que es de chocolate– y a Clara Brugada, que el ala dura del partido usará para exigir senadurías, diputaciones y alcaldías.
Morena abrió ya su convocatoria y la próxima semana registrará a todos los que aspiren a gobernar la ciudad; elegirán al final a tres hombres y tres mujeres para ser encuestados.
A Delgado le dieron esta semana para dejar la dirigencia del partido, y dicen que aceptó ser sparring de García Harfuch para que el exjefe policiaco se legitime en las encuestas, al tiempo de atemperar el voto de los morenistas radicales en su contra.
Está claro que el problema de los morenistas no será definir la Jefatura de Gobierno, sino el reparto del pastel hacia abajo, y Dios guarde la hora de que pierdan el control, pues hasta los apaches eran más civilizados que los de la 4T.
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