Por mucho que a Marcelo Ebrard le ofrecieran las perlas de la Virgen, no podría quedarse en Morena si no es como candidato presidencial, pues, en primer lugar, no lo quieren en ese partido y, en segundo, jamás dejarían que fuera la piedra en el zapato de Claudia Sheinbaum.
Si los pronósticos se confirman, el excanciller será derrotado en la encuesta interna y como premio de consolación aceptaría ser líder del Senado, con posiciones importantes para su equipo cercano y alguna de las nueve gubernaturas que estarán en disputa el año entrante.
Sería un pago justo por levantarle la mano a Sheinbaum, con quien ni loco se integraría a su gabinete, por la sencilla razón de que ninguno de los dos se soporta, y su relación estaría destinada al fracaso.
Por supuesto que Marcelo estaría contento encabezando el Senado, desde donde sería un auténtico contrapeso para la Presidencia de la República, y desde ahí se comería enterita a Claudia.
Si Ricardo Monreal le dio bastante guerra a Andrés Manuel López Obrador, con todo el peso que tenía el inquilino de Palacio, Ebrard sería un verdadero dolor de cabeza y haría ver su suerte a la doctora.
Esa ecuación la tienen bien diagnosticada en la 4T, por eso el excanciller está estirando la liga y no le importa que llegue a romperse, pues siempre tendrá como red de protección a Movimiento Ciudadano, y no precisamente como candidato presidencial.
Maquiavélico como es, Dante Delgado buscaría convencer a Ebrard para que sea senador por su partido y hacer alianzas con otras fuerzas para liderar la Cámara alta desde la oposición, en espera de 2030.
Aunque Marcelo declaró en una reciente entrevista con El País, que actualmente la edad para ser Presidente se ha alargado, nadie lo imagina siendo candidato de MC con 70 años a cuestas.
Primero porque tendría que contener al gobernador neoleonés Samuel García; al de Jalisco, Enrique Alfaro, y al alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio. Segundo, porque el electorado será una generación que quizá votaría por un youtuber, antes que por un ruco.
Dicen que la única forma de que Ebrard pensaría en integrarse a un gobierno morenista a partir de 2024 es si el candidato fuera alguien distinto a Claudia, y eso en una posición donde pudiera tener juego político, cosa que igual estaría en chino.
Por eso cobraría más fuerza la idea de que si él no es el candidato presidencial de Morena —cosa que se ve improbable—, pueda acabar como senador, aunque no necesariamente por la 4T, sino por Movimiento Ciudadano, partido con el que ya ha trabajado antes.
Sólo quedan cinco días para negociar con Palacio, si es que se puede.
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