Y como si alguien la hubiera invocado después de andar volando bajo, Brugada reapareció en un programa especializado en deportes, donde presumió la puesta en marcha de sus llamadas Utopías.
La alcaldesa de Iztapalapa habló con Rodolfo El jefe Vargas sobre lo que ha hecho en su demarcación y, entre otras cosas, destacó haber organizado el año pasado, en el Zócalo, la clase masiva de boxeo más grande del mundo.
Dijo que su administración ha impuesto varios Récords Guinness y va por más. Al parecer cree que eso es lo que le da lustre a su trabajo al frente de la alcaldía más grande de la capital, con casi dos millones de habitantes.
Quién sabe si de algo sirva al pueblo de Iztapalapa obtener récords mundiales por congregar al mayor número de gente en un solo lugar y a la misma hora, a fin de que bailen, se ejerciten o hagan alguna gracia.
Nadie pensaría que, con esos récords, Iztapalapa pudiera convertirse en un polo de desarrollo turístico o que la plusvalía de sus propiedades aumente por ello. Y menos que los capitalinos deseen irse a vivir allá, ¿verdad?
Esa demarcación está más identificada con el abandono oficial y la carencia de servicios, y si algún Guinness podría pelear seguramente sería el de las alcaldías mexicanas con más asaltos, riñas, homicidios y con los habitantes más sedientos ante la falta de agua.
En la atípica entrevista, donde el propio jefe Vargas se notaba fuera de lugar por estar entrevistando a una política y no a alguien del deporte, que es su especialidad, Brugada dejó en claro que le gustaría hacer de Iztapalapa una alcaldía de boxeadores.
Dijo que por eso ha impulsado la instalación de gimnasios con profesores especializados en muchas colonias de su demarcación, pues a la gente de ahí le encantan los moquetazos.
La alcaldesa de Iztapalapa lleva ya varias lunas presumiendo su programa de Utopías como uno de sus máximos logros en sus tres periodos acumulados de gobierno en el mismo lugar.
De acuerdo con el diccionario, utopía es un plan o sistema ideal de gobierno en el que se concibe una sociedad perfecta y justa, donde todo discurre sin conflictos y en armonía.
También se refiere a un deseo o plan ideal, atractivo para la comunidad, pero que es altamente improbable que suceda o que en el momento de su formulación no es realizable tal como lo sueñan quienes aspiran a realizarlo.
Atendiendo esa definición, una verdadera utopía es la de Brugada con eso de que sueña con ser jefa de Gobierno de la Ciudad de México, a pesar de que casi nadie la conoce fuera de su comunidad.
Además, muchas de sus utopías resultaron un fiasco, pues cada vez más gente se queja —por ejemplo— de que el barco-acuario, inaugurado con bombo y platillos hace unos ocho meses en un camellón de Periférico Oriente, es usado frecuentemente para mítines políticos de Morena.
Aseguran que el lugar genera constantemente caos, a pesar de ser una vía rápida. Y es que la alcaldesa puso semáforos, además de llevar un rato fuera de servicio, pues las autoridades realizan más obras.
Y por si fuera poco, sus esbirros estuvieron repartiendo publicidad el martes en la Cuauhtémoc, haciendo alusión a sus utopías y supuestas obras que ha hecho en Iztapalapa, cuando en realidad es otra, siendo que la mayoría de los iztapalapenses están en desacuerdo con gestión que ya va para cinco años, sin que hasta el momento haya hecho algo notable, más que embolsarse más lana como buena morenista que es, sin que alguien le audite por desvío de recursos.
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