El panorama político está en plena ebullición a días de que inicie el proceso electoral 2023-2024.
El robo de la agenda mediática al Presidente Andrés Manuel López Obrador lo sacó de quicio. Solo quería ser él y solo él.
No le importó violentar políticamente a Xóchitl Gálvez, pese a las prohibiciones y medidas cautelares impuestas.
Por ejemplo, en los últimos foros el Frente Amplio por México acaparó la cobertura mediática. La mañanera pasó a segundo término.
Dos mujeres: Xóchitl y Beatriz Paredes marcaron el ritmo informativo. Hubo trato terso entre ambas al cierre de los foros. La panista se inclinó a recogerle el bastón a su contrincante.
Hasta hoy Gálvez se perfila como favorita. Se le nota segura y confiada. Se sabe popular.
Su proeza: un salto espectacular, de aspirar a la candidatura de la jefatura de gobierno, ahora está a un paso de la presidencial.
La aplauden incesantemente en redes. Le descubren todas las virtudes fundadas en su valentía por enfrentar el omnímodo poder de Palacio Nacional.
¿Se siente invencible? En política nada es hasta que sucede. Siempre hay cambios, incluso, de último minuto.
Por eso, Xóchitl debe actuar con cautela. Tiene enfrente una maquinaria tricolor que bien aceitada y manejada podría darle un susto.
La solidez discursiva de Beatriz Paredes soportada por su impecable oratoria la muestra creíble, segura, confiada, firme y decidida a no bajarse de la contienda como sugieren algunos.
El 3 de septiembre será crucial. El Comité Organizador trabaja a marchas forzadas en ubicar 600 centros de acopio de simpatías.
Consideran dos centros por distrito, cada uno para albergar entre 750 y mil boletas con los nombres de las dos aspirantes.
La logística incluye representantes de los partidos y de cada aspirante, así como observadores. En los hechos, será una mini elección federal.
Por el lado oficial, Marcelo Ebrard ha impuesto la agenda a la 4T. Tiene contra la pared a Claudia Sheinbaum.
Como el más experimentado de los morenos, Ebrard sabe hasta dónde estirar l cuerda. Ha dicho que no se va de Morena.
Eso suena lógico porque en Movimiento Ciudadano le cerraron la puerta desde hace varias semanas.
López Obrador mantiene su línea en favor de Sheinbaum. Sabe que debe regresar al carril de la 4T a Marcelo. Y lo hará en su momento, como ha sucedido en el pasado.
Y en cuanto a MC, éste ha perdido la brújula. El gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, exhibió como dictador en ciernes a Dante Delgado, quien decide todo en el partido naranja.
Hacia afuera, ven a Movimiento Ciudadano como el esquirol del actual proceso, con el único objetivo de beneficiar a Morena y al Presidente.
Estamos en el umbral de las definiciones, tanto del lado oficial como de la oposición.
La verdadera y real historia apenas empieza a tejerse, pero en plena ebullición política y con cientos de cargos por disputarse.
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