Un tema que quita el sueño al diputado Jorge Romero, líder de los panistas que negocian la candidatura del Frente Amplio por la Ciudad de México, es el activismo del priista Adrián Rubalcava, alcalde de Cuajimalpa, que está aferrado a ser candidato a jefe de Gobierno.
Apenas el lunes pasado se destapó para el mismo cargo la alcaldesa en Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, con lo que el Frente suma ya dos de las nueve alcaldías que ganó en 2021, donde sus titulares van por la candidatura.
El problema es que el PAN sigue pensando que lleva mano en la designación para la capital y tiene en mente que el candidato aliancista sea el alcalde en Benito Juárez, Santiago Taboada, otro que se ha manifestado.
El que haya más de un aspirante por la CDMX obliga al PAN, al PRI y al PRD a buscar un proceso de elección interna que deje satisfechos a todos, para que, al final, vayan juntos en contra de quien designe Morena.
La cosa es que Rubalcava quiere elecciones primarias en la ciudad para que los ciudadanos elijan con su voto a quien los representará en 2024, sistema que pone muy nerviosos a los panistas.
Y es que si algo saben hacer el PRI y el PRD es movilizar a su gente en las urnas, sin contar que Morena y otros partidos pueden meter su cuchara para favorecer a uno de los candidatos y enturbiar la decisión aliancista.
Todo el mundo tiene claro que Romero quiere a Taboada en la candidatura, pero que necesita que todos los demás le levanten la mano para darle credibilidad al proceso, y que no queden muchos heridos en el camino.
¿Pero qué pasaría si los panistas se aferran a no hacer elecciones y tratan de imponer a su candidato?
Pues, de entrada, es sabido que Rubalcava tiene ofertas de Claudia Sheinbaum para dar el brinco a Morena, donde, si bien no le pueden ofrecer la candidatura a jefe de Gobierno, sí le pueden dar una senaduría, algunas diputaciones y, en una de ésas, conservar su alcaldía.
Lo mismo le podría ofrecer el Frente, solamente que, si Sheinbaum es candidata presidencial y en una de ésas gana, el panorama para el alcalde de Cuajimalpa se ampliaría, pues podría aspirar al gabinete.
Quizá nadie se haya preguntado qué pasaría —por ejemplo— si Adrián hiciera campaña al Senado por Morena en la ciudad y Omar Hamid García Harfuch fuera el candidato de la 4T a la Jefatura de Gobierno.
No habría ninguna duda de que los morenistas conservarían la CDMX, pues ambos personajes son reconocidos. Si solos tienen buen arrastre, juntos serían dinamita.
En Morena sólo están esperando un rompimiento entre Rubalcava y el PAN para ficharlo, lo cual tiene más que preocupado a Romero, aunque también debería preocuparles al PRI y al PRD.
La división en la UNA y los desencuentros internos entre los grupos de poder en el PAN y en el PRD pueden acabar por abrir la puerta para que interfieran los morenistas
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