Rebeca Marin
La mediación certificada es un instrumento jurídico cuyos convenios están revestidos con fe pública por parte del Poder Judicial, lo cual permite a dos partes en desavenencia resolver un conflicto con rapidez, de forma económica y en un ánimo de ganar-ganar, donde las decisiones las toman las partes y no una autoridad, resultando al final en un proceso donde las contrapartes terminan con una sensación de triunfo y sin estrés.
Gerardo Gámez Pacheco, Socio director de Gámez & Castañeda, Firma Jurídica y Auditoría, expresa que la mediación ofrecida en los centros habilitados y certificados en la Ciudad de México por el Centro de Justicia Alternativa del Tribunal Superior de Justicia, es rápida, económica, voluntaria, discreta, creativa y libre, donde las partes conservan el poder de decisión sobre su conflicto en un proceso confidencial, sin vencedores ni vencidos.
El abogado y maestro en derecho, además de mediador certificado, expresa que todos si bien no nos hemos visto involucrados en algún problema legal, tenemos algún familiar, amigo o conocido en esas condiciones, ya sea por demandas, denuncias o por considerar que personas o autoridades han vulnerado nuestros derechos y deseamos ejercer acciones legales en su contra.
Sin embargo, en esta sociedad llena de problemas, advierte el jurisconsulto, es nuestra Obligación Jurídica y Moral, difundir la cultura de la Paz, como un derecho humano. Y este mecanismo alterno de solución de controversias es la herramienta ideal para lograrlo con el objetivo de que cualquier persona o empresa, obtenga el apoyo de un tercero imparcial, llamado mediador, quien encamina a ambos a lograr un punto medio para un acuerdo exitoso, lejos de todo enfrentamiento dañino.
Toda persona siempre desea asegurar la continuidad en sus relaciones familiares, comerciales, con socios, accionistas, inversionistas, clientes o proveedores en el presente y futuro, expresó Gámez Pacheco, aludiendo a la máxima que existe de que más vale un mal arreglo que un buen pleito, pero lo más importante es que mediante este procedimiento, no existen ni vencedores ni vencidos, sino partes con ánimo positivo que desean arreglar diferencias de forma madura y, sobre todo, con el menor costo posible.
El proceso de mediación tiene como pilares la tolerancia, la empatía, la comunicación, la confianza y, sobre todo, la posibilidad real de resolver de manera pacífica un conflicto o prevenir una posible controversia, reduciendo cualquier desgaste emocional y psicológico dentro de otro tipo de procedimiento judicial que suelen ser de excesiva duración y afectación de la salud y calidad de vida.
En el caso específico de la mediación, añadió Gerardo Gámez, una más de las ventajas, es que no hay una figura autoritaria que ordene lo que las partes deben hacer. Aquí el mediador es únicamente el encargado de guiar a las partes, motivo por el cual los involucrados tienen la libertad total de enfocarse en plantear todo tipo de alternativas para llegar a una solución amigable de acuerdo con sus intereses. Es decir, los mediados tienen presente que les conviene centrar su atención en sus puntos en común, eliminando en mayor medida todo aspecto negativo que pudiera existir, en el entendido que las opiniones emitidas deben valorarse y equilibrarse para un bien común.
El proceso es mucho más flexible para los mediados, ya que no es necesario acudir ante un Juzgado o Tribunal, por lo que se elimina cualquier otro procedimiento administrativo con funcionarios públicos y evita que exista un mayor número de participantes en el proceso de resolución de conflictos; también los tiempos de respuesta son considerablemente menores, ya que se puede obtener un documento favorable a ambas partes en el corto plazo, instrumento que tiene la fuerza de una sentencia firme.
Al fomentar un entendimiento entre sí, se genera una sensación de bienestar y de triunfo para ambas partes, ya que al final se pacta un acuerdo claro, sencillo, oportuno y eficaz para los mediados y, en este tenor las probabilidades de su posterior cumplimiento son más altas que con cualquier otro procedimiento.
Según datos arrojados por el propio Poder Judicial de la Ciudad de México, afirma el abogado Gámez Pacheco, a pesar de cualquier tipo de diferencias que se puedan presentar, de acuerdo al Centro de Justicia Alternativa, un alto porcentaje de las ocasiones, las mediaciones que se llevan a efecto terminan en un acuerdo que se plasma en un Convenio, en contraste con algún proceso judicial que puede durar años y hasta décadas, donde quienes deciden continuar con el Juicio, un mínimo de esos conflictos concluyen con un acuerdo conciliatorio ya que la gran mayoría terminan en una sentencia que pudiera ser condenatoria después de muchos años.
Gerardo Gámez Pacheco, Socio director de Gámez & Castañeda, Firma Jurídica y Auditoría, expresa que la mediación ofrecida en los centros habilitados y certificados en la Ciudad de México por el Centro de Justicia Alternativa del Tribunal Superior de Justicia, es rápida, económica, voluntaria, discreta, creativa y libre, donde las partes conservan el poder de decisión sobre su conflicto en un proceso confidencial, sin vencedores ni vencidos.
El abogado y maestro en derecho, además de mediador certificado, expresa que todos si bien no nos hemos visto involucrados en algún problema legal, tenemos algún familiar, amigo o conocido en esas condiciones, ya sea por demandas, denuncias o por considerar que personas o autoridades han vulnerado nuestros derechos y deseamos ejercer acciones legales en su contra.
Sin embargo, en esta sociedad llena de problemas, advierte el jurisconsulto, es nuestra Obligación Jurídica y Moral, difundir la cultura de la Paz, como un derecho humano. Y este mecanismo alterno de solución de controversias es la herramienta ideal para lograrlo con el objetivo de que cualquier persona o empresa, obtenga el apoyo de un tercero imparcial, llamado mediador, quien encamina a ambos a lograr un punto medio para un acuerdo exitoso, lejos de todo enfrentamiento dañino.
Toda persona siempre desea asegurar la continuidad en sus relaciones familiares, comerciales, con socios, accionistas, inversionistas, clientes o proveedores en el presente y futuro, expresó Gámez Pacheco, aludiendo a la máxima que existe de que más vale un mal arreglo que un buen pleito, pero lo más importante es que mediante este procedimiento, no existen ni vencedores ni vencidos, sino partes con ánimo positivo que desean arreglar diferencias de forma madura y, sobre todo, con el menor costo posible.
El proceso de mediación tiene como pilares la tolerancia, la empatía, la comunicación, la confianza y, sobre todo, la posibilidad real de resolver de manera pacífica un conflicto o prevenir una posible controversia, reduciendo cualquier desgaste emocional y psicológico dentro de otro tipo de procedimiento judicial que suelen ser de excesiva duración y afectación de la salud y calidad de vida.
En el caso específico de la mediación, añadió Gerardo Gámez, una más de las ventajas, es que no hay una figura autoritaria que ordene lo que las partes deben hacer. Aquí el mediador es únicamente el encargado de guiar a las partes, motivo por el cual los involucrados tienen la libertad total de enfocarse en plantear todo tipo de alternativas para llegar a una solución amigable de acuerdo con sus intereses. Es decir, los mediados tienen presente que les conviene centrar su atención en sus puntos en común, eliminando en mayor medida todo aspecto negativo que pudiera existir, en el entendido que las opiniones emitidas deben valorarse y equilibrarse para un bien común.
El proceso es mucho más flexible para los mediados, ya que no es necesario acudir ante un Juzgado o Tribunal, por lo que se elimina cualquier otro procedimiento administrativo con funcionarios públicos y evita que exista un mayor número de participantes en el proceso de resolución de conflictos; también los tiempos de respuesta son considerablemente menores, ya que se puede obtener un documento favorable a ambas partes en el corto plazo, instrumento que tiene la fuerza de una sentencia firme.
Al fomentar un entendimiento entre sí, se genera una sensación de bienestar y de triunfo para ambas partes, ya que al final se pacta un acuerdo claro, sencillo, oportuno y eficaz para los mediados y, en este tenor las probabilidades de su posterior cumplimiento son más altas que con cualquier otro procedimiento.
Según datos arrojados por el propio Poder Judicial de la Ciudad de México, afirma el abogado Gámez Pacheco, a pesar de cualquier tipo de diferencias que se puedan presentar, de acuerdo al Centro de Justicia Alternativa, un alto porcentaje de las ocasiones, las mediaciones que se llevan a efecto terminan en un acuerdo que se plasma en un Convenio, en contraste con algún proceso judicial que puede durar años y hasta décadas, donde quienes deciden continuar con el Juicio, un mínimo de esos conflictos concluyen con un acuerdo conciliatorio ya que la gran mayoría terminan en una sentencia que pudiera ser condenatoria después de muchos años.
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