La manipulación de la palabra y de la realidad es un distractor clave en el presente gobierno.
Alrededor de dos horas diarias lo ejercita el presidente Andrés Manuel López Obrador para evadir los problemas de fondo.
Se trata de situaciones que afectan el bolsillo de los mexicanos, su salud, alimentación y seguridad, principalmente.
Pero al inquilino de Palacio Nacional le importa más el activismo político y los programas sociales que le acarrean aplausos.
El minucioso estudio de Reporte México Elige de este mes, arroja datos estremecedores sobre la vida cotidiana de la ciudadanía.
Al preguntar ¿cuál crisis le preocupa más? La respuesta fue la inseguridad con 58.7%, seguida de la económica con 30.7%.
Respecto al principal problema familiar, los datos son abrumadores porque sobre eso no hay palabras en el discurso oficial.
Las familias padecen los siguientes problemas: alto costo de la vida, inseguridad, bajos salarios, delincuencia, vialidades en mal estado y desempleo.
Y más: pésimos servicios públicos y de salud, falta de agua potable, mal transporte público, violencia, tráfico, educación y adicciones.
¿Qué ha sucedido en el último mes con el precio de los productos que compra? La respuesta fue contundente: 40% respondió que "han subido mucho".
Un porcentaje del 45.1% indicó que "han subido poco" o bien "han seguido igual". Tal vez los pudientes o extraviados (14.9%) señalan que los precios bajaron.
A diferencia de otras ocasiones, incluida la etapa de la pandemia, hoy el 63.1% consideró que hay desabasto de medicina, es decir que el problema se agravó. Nada que ver con el sistema noruego prometido.
El 46.0% declaró que "ha batallado para encontrar el medicamento que necesita"; 30.6% admitió que en el último mes ha sufrido ansiedad, pánico, depresión o estrés excesivo.
Todo ello tiene un reflejo inmediato en la calificación al trabajo de López Obrador: 54.5, con una aprobación del 57.9%, un descenso que no acepta en público.
De hecho, el mismo estudio reportó para Claudia Sheinbaum –antes de solicitar licencia- una aceptación del 55%.
Otro dato que juega en contra de la 4T, es que el 65.5% de entrevistados asegura que en el gobierno de López Obrador "sí hay corrupción".
De manera directa, 33% sostuvo que el Presidente es "muy corrupto"; el 10% que es "algo corrupto" y el 8.5% que es "poco corrupto".
¿En dónde quedó la transformación? ¿Se convirtió en retroceso? ¿El cambio fue para estar peor? Este es un breve panorama al respecto.
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