Rebeca Marín
El paquete económico del próximo año conlleva el imperativo de que la deuda no rebase 50 por ciento del producto interno bruto (PIB), anclaje sobre el que desarrollará el último marco macroeconómico de la actual administración. "Tenemos la seguridad de que las finanzas públicas se van a entregar en orden en 2024, sin ningún desbalance", expone Gabriel Yorio, subsecretario de Hacienda.
La siguiente administración decidirá si realiza alguna reforma a la estructura de impuestos, pero "antes de moverla, hay espacio para continuar la lucha contra la evasión", dijo que "México sigue siendo uno de los países con altas tasas impositivas y también tiene muy baja recaudación. Esto significa que tenemos mucha evasión", enfatiza en una conversación realizada el jueves pasado.
Con tasas de impuestos a la par del promedio de la OCDE –donde los ingresos median 34.1 por ciento del PIB–, México es el país que menos recauda –16.7 por ciento de su actividad–; "con eso, no hay necesidad de correr un modelo econométrico, la oportunidad de recaudación por la evasión en México es grandísima", manifiesta el funcionario.
El actual gobierno ha hecho del combate a la evasión su principal argumento para evitar una reforma fiscal; en esa trinchera "no hemos acabado (…) hay mucha actividad en México que no es gravada", dice el subsecretario. Como ejemplo el comercio digital, en el que las autoridades han hallado productos a los que se pone un precio más bajo para reducir las cuotas de importación; o el contrabando técnico en el mercado de combustibles, donde se hacen pasar gasolinas por otros aceites que no pagan impuestos especiales.
Esa brecha entre lo que ingresa el país frente al promedio de la OCDE evidencia que el margen de recaudación equivale a una sexta parte de la economía mexicana. "Subir impuestos implicaría subir la carga tributaria sobre los contribuyentes que siempre han pagado", refiere Yorio González.
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