Primero porque el canciller contradice abiertamente al presidente, para quien las clases medias son hipócritas y, por lo tanto, prefiere a los pobres porque son votos seguros.
Si Marcelo zigzagueó, contrario a la recomendación presidencial, es que tiene un cálculo político bien hecho, pues el exjefe de Gobierno del DF podrá ser lo que quieran, pero no tonto. Y mucho menos suicida, como para abrir la boca sin tener paracaídas.
Parece que el canciller lee muy bien lo mismo a los pobres que a los militantes de Morena, quienes sueñan con dejar la miseria y pasar a la clase media.
La Ciudad de México es un gran ejemplo de ello, pues los programas asistenciales que durante años implementó el PRD, y que sacaron de la miseria a muchos capitalinos sin recursos, parece que ya caducaron.
Desde abuelos, madres solteras, estudiantes, desempleados y hasta bebés son mantenidos por el gobierno, y la mayoría de las familias pueden hacer una buena vaquita con los ingresos de cada quien, por lo que ya no les preocupa tanto el sustento.
Como esas ayudas se convirtieron en ley y ya nadie se las puede quitar, dejaron de ser una herramienta de control para los perredistas, y ahora para los morenos. El gobierno ya no puede condicionar a la población capitalina de bajos recursos por medio de los programas sociales.
Ya tiene sus becas y ahora lo que la mayoría de ellos quiere son servicios públicos de calidad; o sea, ser tratada como clase media, pues claro que es aspiracionista y ya le chocó ser pobre.
Ahora quiere vivir como en las alcaldías del poniente, donde la calidad de vida y los servicios son mucho mejores que en el oriente, de donde son la mayoría de seguidores de la 4T, según las encuestas.
A estos aspirantes a clasemedieros habrá que agregar a las clases medias, que se sienten agraviadas por los gobiernos de Morena, y el resultado es que Marcelo le está hablando a un número más amplio de votantes, pues no excluye a nadie.
En lugar de decir que quiere que todos los mexicanos sean pobres, propone que la mayoría viva mejor, lo cual lo hace atractivo en un sector amplio de la población.
El canciller quiere posicionarse en ese segmento, para así ganar la encuesta de Morena para ser el candidato en 2024. Pero podría alegar foul si no es el elegido y llevarse sus canicas a otro lado.
Porque dicen que en una de ésas el PT y el Verde buscarían arropar a Ebrard y probablemente a Ricardo Monreal, que el martes declaró no saber si continuará en la 4T.
En la guerra entre corcholatas aún hay mucho qué contar.
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