Si cree que por ser un exfutbolista famoso y opinar a diario sobre el mundial de Qatar, está a salvo de sus yerros como funcionario, se equivoca.
Porque no es lo mismo cobrar un penalti a un rival que metió la mano al balón en el área, que no marcar pena máxima cuando alguien de su equipo mete la mano en las arcas públicas.
Desde su arribo a Morelos, el americanista ha hecho mucho daño al estado; primero como alcalde de Cuernavaca, y después como gobernador. Llegó ahí porque la ciudadanía estaba harta de la clase política integrada por los mismos apellidos, que se rolan el poder para enriquecerse.
Claro que Cuauhtémoc no es el único culpable; los ciudadanos eligieron a un famoso que ni siquiera es de Morelos, sin importar que fuera un ignorante que, por cierto, ahora es relacionado con personajes del crimen.
El tema es que su administración es catalogada como la peor del país en todos los sentidos, y si en 2024 la 4T no conserva el poder, el gobernador estará en serio peligro de ir a una fría celda, pues ha permitido que sus cercanos se despachen con la cuchara grande.
Porque personajes tan siniestros como el exgobernador Graco Ramírez, al que no le pudo hacer ni cosquillas a pesar de haber jurado que lo metería a la cárcel por corrupto, se la tienen guardada y para nadie es secreto que en eso está el fiscal Uriel Carmona, por ejemplo.
Ilusamente Cuauhtémoc deja correr la versión de que su medio hermano, Ulises Bravo, quien dicen que, en realidad, opera los negocios de la familia, podría ser su sucesor.
Ulises ya venía con un estigma antes de que su hermano asumiera como gobernador, pues en Coyoacán aún se le recuerda como uno de los operadores más cercanos del exdelegado Mauricio Toledo, hoy prófugo de la justicia mexicano y escondido en Chile.
Muchos de los personajes que hicieron negocios con el exalcalde prófugo siguen incrustados en esa alcaldía, y con gusto aportarían uno que otro testimonio del paso de Bravo por tierras coyoacanenses.
Si en verdad le quedara un poco de cordura al exfutbolista, tendría que meditar sobre la invitación de regresar a Chilangolandia a ayudar a Claudia Sheinbaum a recuperar popularidad, y en una de ésas él mismo agarrar una candidatura para el Senado, y queda protegido.
En vía de mientras, debería buscar a alguien confiable, no sólo para que cierre su gobierno, sino que le garantice que no vaya a acabar en la cárcel. Y claro, que tenga la fuerza suficiente para lograr que el próximo gobierno sea aliado.
Y si Cuauhtémoc tendría que ser senador para salvar su cuello, Ulises tendría que amarrar una diputación local, y que se dé de santos.
Si esa bendita quiere librar la cárcel, ése es el camino.
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