Fwd: La Barrida/Martín Aguilar/El pez por su boca muere

Tras el éxito de la marcha en favor del INE la semana pasada, López Obrador acuso a sus detractores de insinuar que la marcha que encabezará el próximo 27 de noviembre vaya a haber acarreados, como en el viejo PRI, aunque es la misma gata, pero revolcada, claro que los habrá.

Y es que al interior de la 4T no digieren el éxito de la marcha ciudadana realizada en defensa del Instituto Nacional Electoral, y por eso anunciaron su propia marcha para el domingo 27 de este mes en la Ciudad de México, encabezada por Andrés Manuel López Obrador.

 

El Presidente regresa a donde más se siente cómodo: la calle. Y dice que lo hace porque así "se lo pidió el pueblo". No aclara si el pueblo se lo pidió por mensaje, asamblea o correo, pero que sí se lo pidieron.

 

Está claro que a Morena le urge demostrar que ellos son los únicos que pueden tomar las calles y atiborrar el Zócalo, donde el mandatario dará ese día su Cuarto Informe de Gobierno.

 

Nadie duda que la marcha del oficialismo será multitudinaria, pues los gobernadores, líderes y alcaldes ya recibieron la orden de enviar gente de todo el país para arropar al Presidente, y que todo mundo vea que es el único que convoca multitudes.

 

El lleno está garantizado, porque se dispondrá de millonarios recursos para movilizar a los manifestantes, a pesar de que, precisamente, de eso mismo acusaron a quienes dicen que el domingo pusieron millones de pesos para acarrear gente.

 

Y a lo mejor así fue, pero, en todo caso, la gran diferencia es que la marcha ciudadana se habría financiado con dinero privado, mientras que la de la 4T se hará con recursos que saldrán de los contribuyentes.

 

Independientemente de que atiborrarán el Zócalo, en la 4T siguen pensando que las plazas llenas se traducen en votos, lo cual es falso.

 

Además, regularmente quienes se manifiestan son los opositores, porque cuando un gobierno tiene que organizar su propia marcha para demostrar que aún es aceptado, está en un verdadero problema.

 

Por primera vez desde que la 4T llegó al poder, es la oposición la que ahora le marca la agenda, pues la multitudinaria manifestación en favor del INE ha obligado al gobierno a salir también.

 

El próximo evento servirá solamente para enviar un mensaje a sus bases de que la oposición no tiene chance en 2024, y que sólo Morena puede convocar al pueblo. Ojo, su evento lo harán en una ciudad que perdieron desde el año pasado.

 

Pero ni los miles de manifestantes que, seguramente, podrá juntar la 4T podrán hacer que resucite la reforma electoral que buscaban aprobar, y que fue el motivo de la protesta dominical.

 

Su manifestación tampoco hará que puedan destruir al INE, y sí en cambio unificará aún más, no sólo a los partidos de oposición, sino a los ciudadanos que no comulgan con los gobiernos de Morena.

 

Seguramente, el 27 de noviembre no habrá ninguna contingencia ambiental, desfile de Navidad adelantado o carpas que estorben a los manifestantes, por lo que la marcha del oficialismo será un éxito.

 

Quizás el único riesgo que puedan correr es que Martí Batres sea quien cuente de nuevo los asistentes, pues en una de ésas les calcula unos 12 mil. 


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