En medio de un tiro cantado entre Palacio Nacional y el líder del Senado, Ricardo Monreal, los operadores presidenciales no lograron imponer como presidente de la Mesa Directiva de la Cámara alta al mexiquense Higinio Martínez.
Al igual que en anteriores ocasiones, el zacatecano venció no una ni dos, sino tres veces a los puros de Morena y les impuso a Alejandro Armenta en el puesto.
A todo el mundo le quedó claro que Monreal está —ahora sí— fuera de la 4T y que el movimiento obradorista entrará en una etapa de purga, donde quedarán los fieles al Presidente de un lado y los democratizadores en el otro.
Los morenos se verán obligados a definirse y entonces se verá de qué tamaño será la sangría en el partido oficial. Igual pasó en 2018 en el PRD.
Hoy toma distancia Monreal, pero no se irá solo, pues otro que ha mandado señales de que tampoco se quedará mucho tiempo es el canciller Marcelo Ebrard, único integrante de primer nivel del gabinete de la 4T que acudió a la plenaria morenista.
Cuando los hombres de más confianza del Presidente habían despreciado la reunión de los senadores de la 4T, convocada por el exgobernador zacatecano, Ebrard hizo presencia, lo cual fue tomado como un desafío del canciller al inquilino de Los Pinos.
Desde hace tiempo se ha hablado de que Monreal y Marcelo traen un acuerdo para ir juntos en 2024, dentro o fuera de Morena. Ayer, el senador Arnulfo Cravioto, muchacho de Martí Batres, explotó en contra de varios senadores marcelistas, a los que llamó traidores por no apoyarlo.
El rompimiento era cuestión de tiempo, pues apenas un día antes el zacatecano había advertido que la Cámara alta no sería una oficialía de partes del Poder Ejecutivo.
"Ni apéndice ni comparsa… hay que tener pudor… yo no quiero que seamos una extensión del Ejecutivo y, si el pleito es conmigo, a ustedes los deben de respetar", les había dicho a sus compañeros, luego del desprecio del gabinete de la 4T.
No es la primera vez que Monreal se rebela a un Presidente de la República de su partido en defensa de sus aspiraciones políticas. La primera vez fue ante Ernesto Zedillo, quien lo vetó como candidato a gobernador de Zacatecas por el PRI.
El hoy senador se fue al PRD, precisamente con López Obrador, y fue gobernador de oposición.
Ahora la encomienda es mayor, pero ayer quedó demostrado que no está solo y que el rechazo oficial lo acercó aún más a la alianza opositora, donde seguramente esperará la llegada de Ebrard.
El Presidente tendrá que aguantar hoy, en su informe, a Armenta como presidente del Senado.
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