Desde el gobierno mandaron obuses, como los que le atizaron primero al dirigente nacional del PRI, Alejandro Alito Moreno, con los que todos apostaban a que se derrumbaría. Aunque lo cimbraron, ahí sigue arropado por la alianza. Y como dicen que lo que no mata fortalece…
El siguiente en la lista fue el panista Jorge Romero, al que las autoridades de la Ciudad de México lo han querido involucrar con el cártel inmobiliario de la alcaldía Benito Juárez, en un intento de asestar un doble golpe: doblarlo en San Lázaro y desactivar a su grupo en capital.
Ambas acciones llevaban jiribilla, pues, evidentemente, pensaban que con esos "bombazos" la alianza se quebraría en San Lázaro, con lo que dejarían libre el camino para las iniciativas del Ejecutivo de militarizar por completo la Guardia Nacional y desaparecer el INE.
Y, de paso, impedir que los tres principales partidos de oposición fueran juntos en la capital del país en 2024, pues, si lo hacen, acabarán con el efímero reinado morenista en la ciudad.
Quizá los pejistas tendrían que haber leído El arte de la guerra, pues para ganar una batalla hay que escoger las municiones adecuadas y el momento exacto del ataque; en ambas fallaron.
Lo de Alito es escandaloso, pues, de lo que se escucha en los audios sobre su forma de robar y prostituir la política en su administración, cualquiera habría caído de inmediato.
Pero en el gobierno padecieron el síndrome de Carlos Ahumada, que por acelerar la presentación de los videoescándalos para derribar al gobierno perredista de la capital en 2004, lo único que logró al final fue fortalecerlo.
Y es que a pesar de que los audios exhiben al exgobernador campechano haciendo negocios sucios al amparo del erario, no son tan impactantes como las imágenes de René Bejarano y Carlos Imaz llevándose en portafolios y bolsas del súper los dólares de Ahumada.
Los morenos pueden seguir sacando audios, pero a la gente le está cansando el tema Alito y ya no impacta igual. Además, para cuando lleguen las elecciones será tema olvidado o, en todo caso, "un asunto viejo", sin el menor impacto.
Con el cártel inmobiliario pasará exactamente lo mismo y se pensará entonces que sólo es campaña para perjudicar electoralmente al enemigo.
Cuestión de ver que el lunes pasado salió —¡por enésima vez!— la Fiscalía de Ernestina Godoy a informar que han detectado 69 inmuebles irregulares y asegurado 46 cuentas bancarias a exfuncionarios de la demarcación.
Muy bien, ¿y por qué no los detienen? Porque eso de convocar a conferencia para no decir nada nuevo sólo los exhibe.
En ambos casos, la 4T está vacunando a sus enemigos y haciéndolos inmunes.
0 Comentarios