Rebeca Marín
La respuesta inmediata es sí. Sin embargo, debemos aceptar que el tema financiero, bursátil y monetario es realmente técnico, de tal manera que los especialistas saben en buena medida lo que hacen y las consecuencias de las acciones que tomar para frenar una inflación que se encuentra tan creciente como hace décadas no vivíamos en el país.
Resulta evidente que la reacción de un banco central en ocasiones en que existe recesión, estancamiento o fenómenos relacionados con la inflación, toman a las tasas de interés como un referente inmediato.
Sin embargo, ésta deberías ser una de las últimas medidas para frenar desesperadamente el alza de precios tal y como le está sucediendo al país en un manejo económico que no nos ha permitido salir del bache en que nos encontramos.
Desde luego que confiamos en el trabajo de la Gobernadora del Banco de México, pero es momento en que las autoridades hacendarias y financieras del país hagan más que tomar medidas desesperadas ante un escenario económico que siempre impactará los bolsillos de quienes menos tienen ante la baja fuerte del poder adquisitivo con todos los males que ello conlleva.
Nuestro país es uno de los que más riqueza genera, sin embargo, ante el embate de la pandemia se ha dejado solos a miles de pequeños y microempresarios que no tienen una base financiera tan sólida para poder sobreponerse a rachas negativas como la que estamos viviendo de forma casi inédita.
En momentos en que parece que se castiga a los que más ganan, la realidad económica de un país tan desigual como el nuestro demuestra que a quien tiene dinero poco o nada le afecta o, por lo menos, no le afecta en los recursos que le permitan sobrevivir de forma digna y suficiente.
El problema es quienes apenas tienen para comer, aquellos que no tienen dinero en el banco, sufren día a día porque los alimentos que antes compraban con su salario hoy se pulveriza de manera dramática.
Las acciones a tomar deberán ser más pensadas, más democráticas y más sólidas pero siempre teniendo en la mente al pueblo de México como receptor de la bonanza y no como un cliente electoral.
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