Ante su caída en la Ciudad de México, Morena debe pensar muy bien sobre el nombramiento de su candidato o candidata para relevar a Claudia Sheinbaum en 2024.
Porque si los jerarcas de la 4T piensan que, sin importar el nombre de su ficha, ganarán de nuevo la capital con el cuento de continuar la transformación que iniciaron en 2018, están pero bien perdidos.
Hace tres años ganó Sheinbaum por el efecto Andrés Manuel. La fuerza del hoy Presidente era tal, que cualquiera que hubiera puesto en la candidatura al gobierno de la capital habría ganado.
Por eso es lastimoso que los dirigentes morenos se quieran autoengañar argumentando que, descontando a los casi 300 mil ciudadanos que votaron para que el Presidente se fuera del cargo anticipadamente, tienen, de saque, 1 millón 200 mil votantes.
Y aquí es donde viene la terrible confusión o el temor a reconocer que serán el primer partido en perder el gobierno de la capital del país apenas una elección después de su aplastante triunfo de 2018.
Ese millón 200 mil votos que presume tener Morena en la bolsa corresponde a López Obrador y no a ellos, pues ningún otro morenista estuvo en la boleta del 10 de abril pasado más que el Presidente de la República, por lo que esos votos son de él, no de su partido.
El detalle es que el inquilino de Palacio Nacional no estará en la boleta de 2024, por lo que los candidatos de la 4T tendrán que rascarse con sus propias uñas, porque es obvio que la simpatía del electorado no se hereda.
¿Alguien se imagina a Clara Brugada o a Martí Batres como candidatos de Morena a la Jefatura de Gobierno? Si con la figura presidencial en las boletas han ido a pique en las más recientes elecciones, nadie apostaría por ninguno de ellos, que no entusiasman ni a la propia chairiza.
Morena tendría que buscar a alguien con aceptación entre las clases medias, los jóvenes y el estudiantado, pues ahí están los votos decisivos. Pero está en chino, pues esos personajes no abundan en sus filas.
Quienes saben de estos asuntos dicen que la candidatura del la 4T a la Jefatura de Gobierno de la CDXM tendrá que pasar forzosamente por las áreas de Seguridad Pública, ya sea local o federal.
Por una parte, está Rosa Icela Rodríguez, jefa de la Policía federal, y quien tiene una amplia red de operadores trabajando para su candidatura, lo cual la hace una aspirante fuerte, sobre todo por la cercanía con López Obrador.
Por la otra estaría Omar Hamid García Harfuch, que no milita en ningún partido ni está afiliado a la 4T, pero tiene relación con todos los colores y representa un rostro fresco, además de ser muy cercano a Sheinbaum.
Y ahí está el detalle, dijera el desaparecido Cantinflas: Rosa Ícela difícilmente entraría entre la clase media y los jóvenes, pero está en el corazón del Presidente. Omar
Hamid tendría gran aceptación en todos los sectores de la sociedad, pero no está en el ánimo presidencial.
Aunque él sería la única posibilidad de Morena para retener la capital, todo el mundo sabe que quien decide se guía más por sus caprichos que por el pragmatismo político.
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