Martín Aguilar
Vivimos en el siglo de la totalidad y el conocimiento, aunque los más pesimistas creen que es el tiempo del caos y del derrumbamiento moral, que compite en los terrenos de la filosofía con las de la pregonada paz, que ciertos analistas del apocalipsis consideran una utopía.
Durante la trasmisión del programa "Del Pasado al Futuro, conducido por Jadira Armendáriz en ausencia de Rosalía Buaun y Tony Mancuso, acompañados por el director editorial de las revistas Cúspide y liberal Metropolitano, tuvieron de invitado al escritor y poeta peruano Carlos Hugo Garrido Chalén.
Garrido señala que su ensayo que se titula: Si esta es la paz, devuélvannos la guerra, en el que yo digo que la paz no es que sea la antítesis de la guerra. O sea, si no hay guerra no es que va a haber paz. Si la paz no está ligada a la justicia social, que de nada vale que haya paz, entre comillas, en un pueblo, si ese pueblo no puede satisfacer las condiciones elementales (de la gente). Si la gente no puede llevarse un pedazo de pan, un vaso de agua a la boca, si no tiene justicia.
Sin la justicia no puede haber paz. La justicia es el engranaje para que la paz se conjeture, sino la paz es un robo sin nada adentro. Es un eufemismo. Digo también que los grandes enemigos de la paz son los pacifistas, que han hecho del pacifismo una especie de profesión. (Los pacifistas) pregonan la paz para poder sobrevivir en un espacio político determinado, luego van a su casa, se olvidan de la paz y cometen las violencias más insólitas.
El escritor señaló que la primera aspiración de la poesía es la belleza, pero eso no quiere decir que el poeta deba evadir su realidad histórica, su circunstancia histórica. Mientras más compromiso tenga y se identifique con su pueblo, con la sociedad agrega un plus a su quehacer como poeta, como escritor, pero fundamentalmente, su razón de ser ante todo, debe aspirar a la belleza. La poesía debe impresionar, que cuando uno lo lea uno diga: ¡uf que bonito! Ante todo eso debe ser el objetivo principal de la poesía.
Dijo que hay un conflicto verdadero que es que la propia naturaleza conspira contra la paz, porque los propios conflictos sociales y políticos y los propios seres humanos por naturaleza se empeñan en convertir la paz en una cosa muy lejana. No se trata de que cuando haya un terremoto, no haya guerra, pero la paz se ve amenazada. Yo creo que la paz no es un proceso chiquitito que podemos usar como nos dé la gana, sino que hay una serie de componentes que hay que configurar para lograrla, sino, no nos sirve para nada.
Garrido comentó que el gran enemigo de la paz es la corrupción, es la religión, cada uno alega lo suyo y mira al otro con desdén y con desprecio, y al final se desfiguran los conceptos y la parte espiritual de la religión y la misma política. O sea, que estamos constituidos por una serie de elementos configurativos en contra de la paz, pero todos esos elementos que hablan en contra de la paz, hablan de la paz como su principal objetivo.
Agregó que hay una especie de contradicción por la cual tenemos que desenmascararlos porque somos o no somos. O somos pacifistas hipócritas o somos pacifistas que verdaderamente creemos que la paz no puede avanzar sino que incluye el componente de la justicia.
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