Rebeca Marin
Las instituciones particulares agrupadas en la Alianza para la Educación Superior (ALPES) consideramos necesario y urgente volver a clases de manera presencial porque las condiciones de la educación a distancia, pese a haberse convertido en parte de nuestra vida diaria, aún carece de la materia y elementos tecnológicos para reflejar la calidad requerida para una enseñanza de alto nivel; sin embargo, también hacemos un llamado al Gobierno Federal para generar las condiciones adecuadas para volver sin riesgo a las aulas.
María Luisa Flores del Valle, presidenta de ALPES, sostiene que ante la disminución de la calidad en las condiciones de la enseñanza por un panorama de confinamiento como el actual estaba fuera de la perspectiva de todo el mundo, lo que ha detenido a las instituciones particulares para abrir sus puertas, ha sido buscar las mejores condiciones de sanidad no sólo para los jóvenes que acuden a nuestros planteles, sino también para el personal que labora en nuestras instituciones.
Por lo que "requerimos de toda la certeza por parte del gobierno y de la Secretaría de Educación Pública, sí los muchachos regresan a clases presenciales, no tendremos consecuencias posteriores de ninguna forma".
Flores del Valle destaca cómo durante esta etapa de confinamiento de las personas, la carencia de los padres de familia por otorgar a todos sus hijos las herramientas tecnológicas suficientes y necesarias como computadoras, teléfonos móviles, hardware y software, ha impedido que la calidad del aprendizaje se mantenga o supere.
Aunado a esto, el estrés tanto de los alumnos como de los mentores, provocado por la entrada de lleno a un mundo digital poco o medianamente conocido, ha propiciado una deserción escolar de un número enorme de alumnos, que en la educación que se imparte en las instituciones particulares puede llegar a niveles cercanos al 40 por ciento en el país.
Desde hace poco más de un año ALPES ha realizado continuos llamados a las autoridades para trazar una ruta estratégica hacia la reapertura, donde se incluya la Enseñanza Híbrida y las Competencias Blandas o llamadas Competencias para la Vida, como actores formativos e indispensables en la educación, precisamente para ayudar a los alumnos a superar las condiciones de estrés que se están encontrando con esta nueva situación, pero también para imponerse a otras circunstancias generadoras de tensión, agobio, angustia o nerviosismo.
Trabajar estas habilidades o competencias blandas permitirían a todos minimizar los daños de todo tipo, entre ellos el económico, el educativo y el de la salud.
Las habilidades blandas permiten al individuo, entre otras muchas cosas, aprender a resolver problemas a través de comunicativas, de trabajo en equipo, adaptabilidad, empatía, proactividad, autocrítica y flexibilidad frente a situaciones cambiantes como la actual.
La pérdida de casi dos años de clases presenciales no sólo incrementó la desigualdad educativa entre diferentes sectores de la sociedad, sino que ha profundizado, aún más, entre otros aspectos, los bajos porcentajes de capacidad lectora de 51% que había antes de la pandemia por SARS COv2 o Covid19 hasta niveles de 70% entre los alumnos.
La dirigente de ALPES, agrupación con 150 instituciones particulares de educación superior afiliadas, que atendían la formación profesional de 470 mil estudiantes en 680 campus antes de la pandemia, agrega que la educación híbrida debe ser contemplada ya como un actor más en la enseñanza, sin embargo, "aún es imposible dejar el formato presencial porque ponemos en riesgo la riqueza de aprendizaje para nuestras futuras generaciones".
María Luisa Flores del Valle, presidenta de ALPES, sostiene que ante la disminución de la calidad en las condiciones de la enseñanza por un panorama de confinamiento como el actual estaba fuera de la perspectiva de todo el mundo, lo que ha detenido a las instituciones particulares para abrir sus puertas, ha sido buscar las mejores condiciones de sanidad no sólo para los jóvenes que acuden a nuestros planteles, sino también para el personal que labora en nuestras instituciones.
Por lo que "requerimos de toda la certeza por parte del gobierno y de la Secretaría de Educación Pública, sí los muchachos regresan a clases presenciales, no tendremos consecuencias posteriores de ninguna forma".
Flores del Valle destaca cómo durante esta etapa de confinamiento de las personas, la carencia de los padres de familia por otorgar a todos sus hijos las herramientas tecnológicas suficientes y necesarias como computadoras, teléfonos móviles, hardware y software, ha impedido que la calidad del aprendizaje se mantenga o supere.
Aunado a esto, el estrés tanto de los alumnos como de los mentores, provocado por la entrada de lleno a un mundo digital poco o medianamente conocido, ha propiciado una deserción escolar de un número enorme de alumnos, que en la educación que se imparte en las instituciones particulares puede llegar a niveles cercanos al 40 por ciento en el país.
Desde hace poco más de un año ALPES ha realizado continuos llamados a las autoridades para trazar una ruta estratégica hacia la reapertura, donde se incluya la Enseñanza Híbrida y las Competencias Blandas o llamadas Competencias para la Vida, como actores formativos e indispensables en la educación, precisamente para ayudar a los alumnos a superar las condiciones de estrés que se están encontrando con esta nueva situación, pero también para imponerse a otras circunstancias generadoras de tensión, agobio, angustia o nerviosismo.
Trabajar estas habilidades o competencias blandas permitirían a todos minimizar los daños de todo tipo, entre ellos el económico, el educativo y el de la salud.
Las habilidades blandas permiten al individuo, entre otras muchas cosas, aprender a resolver problemas a través de comunicativas, de trabajo en equipo, adaptabilidad, empatía, proactividad, autocrítica y flexibilidad frente a situaciones cambiantes como la actual.
La pérdida de casi dos años de clases presenciales no sólo incrementó la desigualdad educativa entre diferentes sectores de la sociedad, sino que ha profundizado, aún más, entre otros aspectos, los bajos porcentajes de capacidad lectora de 51% que había antes de la pandemia por SARS COv2 o Covid19 hasta niveles de 70% entre los alumnos.
La dirigente de ALPES, agrupación con 150 instituciones particulares de educación superior afiliadas, que atendían la formación profesional de 470 mil estudiantes en 680 campus antes de la pandemia, agrega que la educación híbrida debe ser contemplada ya como un actor más en la enseñanza, sin embargo, "aún es imposible dejar el formato presencial porque ponemos en riesgo la riqueza de aprendizaje para nuestras futuras generaciones".
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