Al parecer en Morena no pintan bien las cosas y más que ya están cerca las elecciones, porque además de que pueden perder por lo menos la mitad de lo que cosecharon en el 2018 con el nombre de Andrés Manuel López Obrador lo pueden perder y la gota que derramó el vaso fue el desplome de la línea 12, porque entre ellos se hacen pelotas y ya no saben a quién culpar que no sean los que actualmente son los presuntos presidenciables.
Y es que en su intento por zafarse de las responsabilidades por el accidente en la Línea 12 del Metro, Morena y su gobierno se están metiendo en camisa de once varas: primero quisieron responsabilizar a Miguel Ángel Mancera y ahora al diputado Jorge Gaviño.
En ambos casos, los morenos estarían pisando terrenos peligrosos para Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, pues el primero fue quien la construyó y es responsable, de inicio a fin, del proyecto; la segunda, porque lleva casi tres años operándose sin mantenimiento adecuado.
Por donde se vea, el mortal accidente ocurrido en la estación Olivos tiene que afectar al canciller o a la jefa de Gobierno, pues los peritajes deberán aclarar quién de los dos es culpable de la muerte de 26 pasajeros el 3 de mayo pasado.
Claro que lo correcto y justo es que se sepa la verdad y se castigue a los responsables; la jugada de la Jefatura de Gobierno es que sea la cabeza de Ebrard la que caiga.
El primer paso fue exigir un peritaje con participación de especialistas extranjeros para que se revise desde el diseño, estructura, modificaciones, contratos, ejecución y financiamiento de la llamada Línea Dorada.
No se necesita ser adivino para saber quién será el afectado por los peritajes, por mucho que la obra haya sido administrada por dos gobiernos anteriores, el de Mancera y el actual de Sheinbaum.
Como Marcelo y Claudia son dos aspirantes a la sucesión presidencial de 2024, el problema se complica doblemente; hay que dejar fuera de la contienda a uno de los dos.
Para aprovechar el embrollo, alguna mente perversa de la 4T propuso culpar a Mancera, al grado de exigir su desafuero. Como no lo lograron, enfocaron sus baterías sobre Gaviño, quien dirigió el Metro la segunda parte de la administración mancerista.
En apariencia, la propuesta es culpar a los dos legisladores perredistas y dejar a salvo a los morenos, pero quienes saben del asunto piensan que, en realidad, es una jugada impulsada desde el Zócalo para echar la caballería sobre el canciller.
¿Por qué? Pues porque Mancera fue el jefe de Gobierno que decidió parar parcialmente 11 de las 20 estaciones de la Línea 12 durante varios meses y provocó el destierro de su antecesor, que tuvo que enfrentar acusaciones serias, donde se habló incluso de malos manejos financieros.
Si metían al senador al pleito, éste debe tener información sensible de la administración de Marcelo, con quien fue procurador de Justicia. En ese escenario, Claudia quedaría a salvo, pues el pleito se centraría entre dos enemigos irreconciliables.
Se cayó lo del senador y decidieron irse sobre Gaviño, uno de sus exdirectores del Metro, y aquí también hubo plan con maña, ya que el perredista fue presidente de la Comisión Especial que la ALDF nombró en 2014 para investigar las fallas de la Línea 12.
Nadie duda de que si alguien puede tener información de la obra insigne de Ebrard es precisamente Gaviño, que de inmediato respondió que está dispuesto a comparecer ante quien lo requiera para decir todo lo que sabe de la Línea Dorada.
En esa comisión estaban Christian Von Roehrich, como vicepresidente, y los diputados Víctor Hugo Lobo, Ariadna Montiel, Adrián Michel, Carmen Antuna, Daniel Ordóñez, Antonio Padierna, Gabriel Godínez, Jesús Sesma, Fernando Mercado y Roberto Candia.
¿Alguien duda de que las baterías están enfocadas contra Marcelo?
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