Familias identifican a fallecidos de la línea 12 y exigen justicia

Martín Aguilar

El esposo de Gisela Rioja fue el lunes a trabajar y jamás regresó. Después de una interminable noche de búsqueda en el lugar en el que se derrumbó parte de la Línea 12 del Metro de Ciudad de México y tras preguntar en varios hospitales de la zona, Gisela lo encontró donde no quería encontrarlo, en la morgue.

 

"Yo sí quiero justicia, porque mi esposo no merecía esto", contó desconsolada a EFE horas después de haber identificado el cuerpo y a la espera de que se lo entregaran.

 

Como ella, decenas de personas pasaron la jornada a las puertas de las oficinas forenses de la Fiscalía de Ciudad de México en Iztapalapa, oriente de la capital, a la espera de recibir la peor de las noticias: que su familiar desaparecido era uno de los 24 muertos en el accidente.

 

A cuentagotas, iban entrando a la dependencia para identificar los cuerpos y posteriormente esperaban en una gran carpa a que se completaran los eternos trámites para la entrega de los cadáveres, algunos con esperas de más de diez horas.

 

Gisela, quien denunció haber recibido una "actitud pésima" en todos los lugares a los que acudió, está convencida de que el Gobierno local sabía que la línea que su marido tomaba cada día no estaba en buen estado.

 

"Como no me daban informes en ningún hospital vine aquí y la verdad no se vale. Se supone que el Gobierno ya sabía. Creo que esto es un crimen y pido justicia", expresó.

 

El trágico accidente ocurrió el lunes a las 22:22 horas, cuando cedió una viga de un puente elevado de la Línea 12, entre la estaciones Olivos y Tezonco, en el oriente de la capital, provocando la caída de un tren con pasajeros que quedó encallado en forma de "V".

 

El derrumbe del puente, que cayó encima de automóviles que circulaban por la calle, es la mayor tragedia que se recuerda en la capital desde el terremoto del 19 de septiembre de 2017 y ha conmocionado a México, donde se decretaron tres días de duelo oficial. 


La mayoría de los 25 muertos y 79 heridos eran personas trabajadoras que regresaban a casa tras una larga jornada, como la cuñada de José Luis, fallecida a los 37 años.

 

"Desde anoche nos enteramos de que era la línea que ella ocupaba para llegar a su domicilio. Empezamos a atar conjeturas y llegamos al momento de que ella no contestaba el teléfono y comenzamos la búsqueda desde la noche por los hospitales", contó José Luis a EFE mientras su hermano hacía los trámites para recuperar el cuerpo.

 

A raíz del "peregrinaje" por hospitales, esta familia sólo había dormido dos horas y ahora tenía que afrontar "trámites engorrosos".

 

La Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, informó que la empresa noruega Det Norske Veritas investigará lo ocurrido y anunció ayudas funerarias para las familias.

 

Pero José Luis avisó que "ni con todo el dinero del mundo que aporten" van a poder recuperar las vidas truncadas.

 

La Línea 12 del Metro, inaugurada en 2012 por el entonces mandatario capitalino y actual Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, ha estado envuelta de polémica desde el principio.

 

El tren que prometía conectar los barrios humildes del sur de la capital acabó costando mucho más de lo que se había prometido y entre 2014 y 2015 se suspendieron parte de sus operaciones por numerosas fallas.

 

Además, los vecinos de la zona llevaban denunciando graves afectaciones en el puente elevado de la llamada línea dorada desde el fuerte terremoto de 2017.

 

Una de las familiares que esperaba en la puerta de la Fiscalía explicó a EFE que en esa línea de repente "se paraba el metro y daba unas buenas frenadas".

 

"La verdad fue una catástrofe, es una pena que tengamos ese tipo de gobernantes", lamentó al recordar a su sobrino, fallecido a los 29 años. "Toda una vida le cortaron", suspiró.

 

José Luis Hernández Martínez cruzaba Ciudad de México todos los días en la Línea 12 del Metro, entre su casa en el sur de la ciudad y el taller de carrocería donde trabajaba reparando vehículos estrellados.

 

El hombre, de 61 años, viajaba el lunes por la noche en un tren que había salido del subsuelo de la ciudad y circulaba por un tramo elevado lejos del centro, cuando dos de sus vagones naranjas cayeron de pronto al vacío.

 

Hernández Martínez murió en el acto, indicó su hijo, Luis Adrián Hernández Juárez. Era uno de los 25 muertos de uno de los peores accidentes de metro del mundo. Más de 70 personas resultaron heridas.

 

"Mi papá fue rescatado sin signos vitales. Con traumas en el tórax, en el cerebro, en los pies, en las rodillas, hematomas", dijo Hernández Juárez, que aferraba el certificado de defunción. El personal de emergencias le dijo que su padre había quedado aplastado por otros pasajeros. "Es algo muy feo ver a tu padre así por última vez".

 

Tenía previsto enterrar a su padre el miércoles, mientras comenzaban los funerales por toda la ciudad de más de nueve millones de personas.

 

La ira y la frustración bullían entre los familiares de las víctimas y los que utilizan cada día la amplia red del suburbano.

 

"Nadie me va a devolver a mi papá aunque me den 10 millones de pesos", dijo Hernández Juárez, que expresó su preocupación porque su madre se había quedado sin fuente de ingresos.

 

Un estudio preliminar apuntaba a un fallo en las vigas de apoyo como causa del siniestro, según las autoridades.

 

La mandataria local, Claudia Sheinbaum, instó a la población a evitar especulaciones y prometió una investigación profunda e independiente. Las autoridades esperaban presentar un reporte del accidente el viernes.

 

La indignación de la gente ya había encontrado varios blancos, como la directora del Metro, Florencia Serranía. Sheinbaum dijo que no había recibido reportes de problemas en la Línea 12 que sugirieron la posibilidad de un fallo como el del lunes por la noche. 


Serranía dijo el martes que la línea recibía una inspección diaria "muy rigurosa". También se revisó en junio de 2020 tras un sismo fuerte pero que no dejó daños significativos en la ciudad, añadió. Un reporte municipal de 2017 identificó daños importantes en un tramo de la línea, tras el terremoto de magnitud 7.1 de ese año.

 

El Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, que fue Jefe de Gobierno de Ciudad de México entre 2006 y 2012, cuando se construyó la línea, también recibió críticas. Ampliamente considerado como el posible sucesor del Presidente, Andrés Manuel López Obrador, Ebrard dijo que los responsables debían ser identificados, y añadió que colaboraría con las autoridades.

 

Aunque podría tomar meses determinar qué provocó el accidente, y más aún identificar a un responsable, las familias de muchas víctimas afrontan necesidades inmediatas provocadas por la pérdida de sus cabezas de familia.

 

Gisela Rioja pasó el lunes por la noche y el martes por la mañana recorriendo los hospitales de la ciudad en busca de información sobre su marido, Miguel Ángel Espinosa Flores, que trabajaba en unos grandes almacenes a unas pocas paradas del lugar del accidente.

 

Rioja le encontró por fin el martes en una morgue en el barrio de Iztapalapa. Ella le describió como trabajador, responsable y feliz. Ella y sus dos hijos dependían de sus ingresos.

 

"Yo quiero justicia para mi esposo porque no con un simple perdón va a regresar con nosotros", dijo. "Para mí era un amor, para mí era todo. Me duele mucho, mucho, mucho porque cómo terminó".

 

Luisa Martínez esperaba sentada el martes por la tarde ante las oficinas municipales de Iztapalapa, a que se entregara el cadáver del esposo de su sobrina, Carlos Pineda, un dentista de 38 años. Pineda deja una esposa y dos hijos, de 7 y 13 años.

 

"Él era el que mantenía a su familia. Ahora ellos quedaron sin sustento", dijo Martínez. "Nos tienen que indemnizar ahora. No lo quiero en un año ni en dos años como todo trámite burocrático". 

 

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