En un auténtico nido de corruptos, ladrones y tiradero de basura se ha convertido la zona de madererías ubicadas en la alcaldía Iztacalco, lo cual representa una amenaza latente para quienes habitan cerca del lugar y sin que las autoridades encabezadas por Armando Quintero tomen cartas en el asunto.
De acuerdo con denuncias vecinales que llegaron a este medio, las avenidas Amacuzac y Santiago donde se encuentran establecimientos en los que se expende madera de todo tipo para la fabricación de muebles, closets y otros objetos de madera para el hogar e industria, han creado tiraderos de basura de aserrín en la vía pública, además de que estacionan en doble fila los camiones que utilizan para transportar sus pedidos.
Esto también ha provocado, que entre las pesadas unidades se oculten ladrones y asaltan constantemente a transeúntes.
Con anterioridad, a unos veinte establecimientos de la zona les fueron colocados sellos de clausura, toda vez que no cuentan con las medidas de seguridad e higiene adecuadas, sin embargo, los dueños violaron la restricción y reiniciaron sus labores.
Lo anterior, aseguran los denunciantes, porque sobornan a los inspectores de vía pública adscriptos a la alcaldía que constantemente pasan por el sitio para que no les cierren sus negocios.
Otra problemática que se ha generado esta situación, es el incremento desmedido del comercio ambulante, así como la violación a las normas de construcción, pues en el lugar hay edificaciones y establecimientos que cuentan con más de tres pisos.
Otro problema que tiene en puerta Quintero y que no ha querido combatir, es el aumento a la inseguridad y no ha puesto atención a los servicios urbanos; se entendió que él sólo llegó a no hacer nada, eso es corrupción que debería tener consecuencias.
Hay algo más que olvidó el alcalde; ya que hay un video que circula en las redes sociales en el cual se hace un recorrido por las oficinas de la alcaldía, donde se nota que es peligroso encender un ventilador, pues alborotaría polvo, y tierra por doquier.
Asimismo, los escritorios y sillas en estado más que lamentable, persianas destruidas, cajas amontonadas en rincones y escritorios con basura, plantas secas, en fin, un muladar. Seguramente en las mismas condiciones estarán otras alcaldías y se deberían fincar responsabilidades.
Lo anterior muestra que no hay sensibilidad en los funcionarios públicos, incluyendo al alcalde Quintero, pues solo ve para afuera y nada dice del desaseo en el lugar donde trabaja.
No hay sentido de urbanidad, es un desprecio a los empleados; Quintero fue delegado en esa demarcación y no se entiende por qué hoy no pone atención a esa situación que da vergüenza ajena.
Cuentan también que Quintero ya no ve la luz al final del túnel, pues la corrupción, la serie de adjudicaciones directas a empresas de sus cuates, los gastos excesivos en la seudo organización de eventos en 'beneficio' de la ciudadanía, aunado a pedir el 'diezmo' a los trabajadores, como lo hacía su antecesora Elizabeth Mateos.
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