Luego que este espacio hablamos sobre las amenazas que ha recibido el alcalde de Cuajimalpa, Adrián Ruvalcaba para que no compita por la misma alcaldía que gobierna y luego que el alcalde levantó una denuncia penal ante la Fiscalía capitalina contra quien resulta responsable y luego que dijimos que el probable detrás de las amenazas es Roberto Candia por Morena, hay otro sospechoso que es el llamado Señor de las Ligas.
Y es que hace apenas unas cuantas semanas, René Bejarano buscó a Adrián Ruvalcaba para que se uniera a Morena; le garantiza la reelección en Cuajimalpa y protección, en caso de que alguien intentara perjudicarlo.
El alcalde lo escuchó, pero no cayó en el garlito del mañoso profesor, a quien conoce bien, pues durante años perteneció a su equipo y jamás lo dejó ser candidato en Cuajimalpa.
Siempre le prometía que a la siguiente elección él sería el candidato del PRD, pero al final lo vendía y Ruvalcaba se quedaba con las manos vacías.
En 2012, Bejarano le aseguró que ahora sí ya estaba amarrado, pero faltando 15 minutos para que se venciera el plazo de registro de candidatos, Héctor Hugo El Naranja Hernández, eterno aspirante a Tlalpan, le avisó que René lo acababa de vender nuevamente.
En las instalaciones del Instituto Electoral capitalino, la IDN perredista —corriente del de las ligas—, le había entregado la candidatura del PRD a Luis Rosendo Gutiérrez, a petición de Marcelo Ebrard.
La traición del hombre de las ligas se había consumado nuevamente.
Pero esa vez, Adrián no estaba dispuesto a quedarse con los brazos cruzados; renunció al sol azteca y aceptó el registro del PRI —a través del PVEM—, apaleó al PRD y desde entonces Cuajimalpa es su territorio.
Regresando al rechazo de hace unas semanas a Bejarano, desde entonces los problemas de Ruvalcaba comenzaron a agudizarse y las amenazas crecieron. Le dijeron que había un expediente de varios tomos en su contra, y que la Fiscalía capitalina iba a actuar si no pactaba.
Como eso no lo intimidó, vinieron presiones desde el edificio del Antiguo Ayuntamiento para que reflexionara sobre sus preferencias políticas, y que no olvidara que en su nómina mantuvo a presuntos secuestradores, y que lo podían enjuiciar por eso.
Como tampoco aflojó el alcalde, la situación llegó a las amenazas de muerte y ahí la cosa cambió. Al parecer va en serio, por lo que decidió denunciar el hecho ante la Fiscalía de la Ciudad de México.
La situación es muy seria, sobre todo por el asesinato de diversos candidatos a puestos de elección popular en el país, y nadie quiere imaginar qué pasaría si se diera algo tan terrible como eso en la capital, con un alcalde fuerte que le estorba a Morena y a Claudia Sheinbaum.
Ojo: nadie está acusando ni a Bejarano ni a Sheinbaum de estar detrás de las amenazas, para que luego no anden inventando. Lo cierto es que el tema no puede ser minimizado, como lo hizo ayer la jefa de Gobierno, al asegurar que el de Ruvalcaba es un asunto particular.
No lo pudieron cooptar y ahora lo quieren asesinar, para bajarlo de la contienda del 6 de junio, pero al parecer tampoco esa amenaza surtirá efecto y el alcalde estará de nuevo en las boletas.
La pelota pasa a la cancha de Claudia, quien, seguramente, será la más interesada en que al alcalde de Cuajimalpa no le vaya a dar ni un aire.
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