Anécdota
Hiroshima a 75 años del ataque nuclear
Lino Calderón
Las campanas han vuelto a sonar este jueves 6 de agosto en Hiroshima por el 75 aniversario de la primera bomba nuclear del mundo. Una ceremonia que se ha celebrado con un menor número de asistentes debido a la pandemia de coronavirus, y que ha servido para insistir en la necesidad de que el Gobierno de Japón, el único país que ha sufrido un ataque atómico, firme el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares aprobado hace tres años en el seno de la ONU.
El llamamiento lo ha hecho el alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, en el acto con el que se ha conmemorado el ataque nuclear que sufrió la ciudad el 6 de agosto de 1945, tres días antes de que otra bomba atómica destruyera la ciudad nipona de Nagasaki.
Matsui ha hablado ante unas 800 personas reunidas en el Parque de la Paz de esta ciudad, entre ellas autoridades como el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, y representantes de los "hibakusha" (supervivientes del ataque nuclear).
La peor explosión nuclear de la historia
"El 6 de agosto de 1945, una sola bomba atómica destruyó nuestra ciudad. Se rumoreaba en ese momento que nada crecerá aquí durante 75 años", ha sostenido el alcalde. "Y, sin embargo, Hiroshima se recuperó, convirtiéndose en un símbolo de paz".
"Un aumento del nacionalismo llevó a la Segunda Guerra Mundial y los bombardeos atómicos. Nunca debemos permitir que este pasado doloroso repetirse. La sociedad civil debe rechazar el egocentrismo nacionalismo y unirnos contra todas las amenazas", ha sentenciado Matsui. "Pido al Gobierno japonés que acate el llamamiento de los 'hibakusha' para firmar, ratificar y ser parte del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares", ha añadido.
6 de agosto de 1945
El 6 de agosto de 1945 la vida de las personas de Hiroshima cambió para siempre. A las 8:15 de la mañana el avión de combate B-29 estadounidense, pilotado por el comandante Paul Tibbets, que lo bautizó como Enola Gay en honor a su madre despegó de la base aérea de la isla de Tilián, en el Pacífico, y puso rumbo a Japón.
La bomba fue lanzada cuando el avión sobrevolaba el centro de Hiroshima, a casi 9.500 metros de altura, y explotó cuando se encontraba a unos 600 metros del suelo, liberando una potencia destructora equivalente a 16.000 toneladas de TNT. La temperatura en el centro de la explosión alcanzó entre 3.000 y 4.000 ºC y la destrucción fue prácticamente total en un kilómetro y medio. Unas 70.000 personas murieron al instante.
Esta bomba atómica apodada 'Little Boy' arrasó la ciudad japonesa por completo llevándose por delante la vida de más 140.000 personas. La dramática cifra creció más tarde por las heridas o la radiación que afectaron a otros muchos habitantes de la zona.
El mundo, dividido en dos bloques
Las consecuencias de las bombas atómicas lanzadas sobre Japón se dejarían sentir a lo largo de todo el siglo XX y aún en la actualidad, modificando por completo las relaciones internacionales.
La más evidente fue el establecimiento de la llamada Guerra Fría, el enfrentamiento que mantuvieron Estados Unidos y la Unión Soviética hasta mediada la década de los ochenta. Ambas potencias delimitaron su ámbito de influencia mediante la creación de dos bloques, que se reflejaron en el nacimiento de la OTAN y el Pacto de Varsovia.
El mundo se fracturó entre capitalistas y comunistas y, aunque las dos superpotencias nunca llegaron a enfrentarse directamente, sí estuvieron detrás de conflictos como la Guerra de Corea, la división de Berlín y la construcción del muro o las guerras de Vietnam y Afganistán.
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