La Barriada/Martín Aguilar/Lo que no se ve, no se juzga

El desmantelamiento de fracciones aliadas en el Congreso de la Ciudad de México, ordenado desde oficinas del Antiguo Ayuntamiento, ha generado un ruido que terminará afectando a la propia Claudia Sheinbaum.

 

Desde el Zócalo se operó para desmantelar al PT y cobrarle facturas a su coordinadora en Donceles, Circe Camacho Bastida; le quitaron a tres diputados y la enviaron al quinto lugar del escalafón legislativo.

 

Ya encarrilados, ordenaron también un ataque contra el PVEM, otro de sus aliados, para jalar a la diputada Teresa Ramos y dejar sola a Alexandra Rojo de la Vega, lo que significó acabar con esa fracción.

 

En el gobierno capitalino había cierta inconformidad con las coordinadoras de ambos partidos, que en semanas recientes quisieron jugar a las vencidas al negarse a acatar algunas órdenes.

 

Con la salida de cuatro diputados de esas fracciones, más las que se habían dado antes de Evelyn Parra, del PRD, y Efraín Morales, de Morena, se junta seis diputados sin partido.

 

Como Sheinbaum necesita que una fracción aliada controle el Congreso de la CDMX durante el último año legislativo, se

empezó a hablar de una intentona por inflar al artificialmente PES para hacerlo tercera fuerza.

 

Sn embargo, algunos ven dos problemas fundamentales: el primero es que la ley impide que los diputados que abandonen sus grupos parlamentarios puedan integrarse a otra fracción o formar una propia.

 

El segundo es que en, caso de que inflaran al PES para darle la presidencia de la Junta de Coordinación Política, no les garantizaría que Fernando Aboitiz, líder de esa fracción, obedeciera las indicaciones.

 

Si bien es aliado, hay que recordar que Aboitiz ha manifestado en más de una ocasión que él no es claudista y ni siquiera morenista; se considera lopezobradorista y ya, por lo que sería riesgoso encumbrarlo en Donceles.

 

Otros piensan que la jugada de los sin partido es que los dejen formar su propia fracción para acceder al dinero, a cambio de su apoyo incondicional a la 4-T.

 

Incluso, en el PT se comenta que Leonor Gómez Otegui y Lissette Clavel se salieron del grupo porque querían una mayor tajada de las prerrogativas del grupo y no se las dieron.

 

Lo mismo comentan de Teresa Ramos, del PVEM, quien nunca se comprometió con el partido y sólo se alineó el primer año, cuando le tocó ser coordinadora; ahora que le tocó ser tropa y dejar de pellizcar las prerrogativas, se fue a ver qué consigue.

 

Sea cual fuere la causa, el chiste es que Claudia y los morenos estarán en problemas para mantener el control político el próximo año, pues en teoría gobernarán las acciones PAN y PRD, sus acérrimos opositores.

 

A menos que Morena tuerza la ley y se agandalle ilegalmente la Jucopo. 

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