Ya sentado en su silla de secretario de Gobierno, José Alfonso Suárez del Real tendrá que elegir a cuál de los temas urgentes —que son todos— le da prioridad para ayudar a su jefa a darle un poco de orden a la Ciudad de México.
Entre marchas, pandemia, crisis económica, inseguridad, inundaciones, bocanadas del Popocatépetl y hasta la renovación pendiente del sindicato de burócratas, lo que urge es arreglar el desgarriate que traen en el congreso local, donde no camina nada.
Aunque la oposición se queja de no tener línea de comunicación eficiente con el gobierno de Claudia Sheinbaum, es quizá el problema más fácil de resolver, pues lo único que buscan es ser escuchados y seguro no va a haber problema.
Seguramente, Suárez del Real podrá construir acuerdos con todos los opositores, que, además están en la mejor disposición. El problema será entenderse con la bancada de Morena, que está enfrascada en una guerra interna de tribus.
No se puede pactar con ellos por la sencilla razón de que no hay quién mande ahí; nadie los ha podido meter en cintura y a estas alturas menos, pues la mayoría ya está pensando en su jugada para seguir en la ubre del presupuesto del 21 en adelante.
Los morenos tienen en Martha Ávila a una coordinadora de chocolate —o de florero, para estar a la moda— y su vicecoordinador, José Luis Rodríguez, quien es el que opera, siempre está en medio del fuego amigo de sus detractores internos en Donceles.
El problema de origen en Morena es que, al ganar prácticamente todo y tener una abrumadora mayoría, se quedaron sin oponentes y entonces se desató un canibalismo por el dinero y las posiciones, que han hundido al Congreso y dañado a la propia Claudia.
Aunado a la lucha por los millonarios recursos se suma el inicio del año electoral, donde varios de ellos se ven, ya sea repitiendo en Donceles; sentados en San Lázaro o al frente de alguna alcaldía, por lo que ya están en otra dinámica.
El flamante secretario de Gobierno no puede con todo, por lo que vuelve a surgir el tema sobre una recomposición de grupos al interior del gabinete, pues muchos funcionarios tenían acuerdos con Rosa Ícela Rodríguez, que ya no está.
Y es aquí donde se verá qué tan libre es para nombrar al menos a su equipo más cercano, toda vez que personajes como el subsecretario Arturo Medina, por ejemplo, que hace equipo con el diputado José Luis Rodríguez, es prácticamente intocable.
Ambos personajes llegaron de la mano de Andy, el hijo de AMLO, y son posiciones que, seguramente, no serán modificadas. Es ese mismo tenor está Hazael Ruiz, responsable de los penales de la capital, pues él había llegado desde antes.
Todo mundo tiene claro que Suárez del Real no aspira a ser jefe de Gobierno, y que, difícilmente, emprendería una guerra interna para debilitar al equipo de Sheinbaum, por ejemplo, pero se le debe dar libertad de acción.
Donde sí podría venir un cambio sería el tema de las marchas, que han sido un dolor de cabeza. Ahí llegó Adriana Contreras en lugar de Pedro Bello, pero ha fallado.
Ni modo, don Alfonso tendrá que sacar fuerzas de flaqueza para entregar resultados a la de ya.
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