Rebeca Marín
Con una producción creciente y pocas opciones de venta, Petróleos Mexicanos (Pemex) considera almacenar sus nuevas reservas de hidrocarburos en cavernas salinas, pozos en desuso y buques rentados.
Para enfrentar la guerra de precios de petróleo en el mundo, el ejecutivo federal decidió implementar una estrategia de continuar con su producción petrolera y de refinar más barriles de crudo para depender menos de gasolinas extranjeras.
De acuerdo con una publicación de la agencia Reuters, el plan podría duplicar la capacidad de almacenamiento de crudo de Pemex de 11 millones de barriles; sin embargo, podría tomar entre 45 y 90 días preparar nuevos sitios de almacenamiento, mientras se proyecta que el espacio disponible se agotará en un periodo menor.
El mundo atraviesa la crisis petrolera más importante en su historia moderna; por un lado, la crisis sanitaria de COVID-19 paralizó casi todas las industrias del mundo y con ello la demanda del oro negro; por el otro lado, la guerra de petróleo establecida entre Rusia y Arabia Saudita incrementó la oferta de esta materia prima.
Ante esta relación presentada entre la oferta y la demanda, las petroleras de todo el mundo compiten con una baja inusitada de precios. Por esta razón, la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP), junto con la OPEP+ organizaron una reunión urgente para tratar de negociar una salida con los países que la integran.
En esta negociación se pactó que todas las naciones integrantes de estas organizaciones redujeran un 25% su producción, excepto México, donde la actuación de Rocío Nahle, titular de la Secretaría de Energía (SE), culminó en que el país azteca sólo reduciría un 6% su producción petrolera, con la finalidad de solucionar el problema de la oferta ante una demanda cada vez menor.
Después, el 23 de abril, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció la nueva estrategia energética de México, en la que Pemex aumentaría la cantidad de petróleo refinado, pasando de 465,000 barriles diarios en febrero, a un millón en mayo, cabe mencionar que para cuando realizó el aviso, ya se refinaban diariamente 800,000 barriles.
Esta medida del gobierno federal se tomó para no vender a costos muy bajos el petróleo crudo que se extrae en México y no comprar tantas gasolinas en el extranjero; sin embargo, existen problemáticas inherentes en esta operación, donde la más visible es el almacenamiento.
Por este motivo, Pemex se ha visto apresurado en buscar dónde guardar tanto el petróleo crudo como la mezcla ya refinada. Ante esta condición, cabe resaltar que la empresa mexicana alquila desde el 2017 un conjunto de domos salinos a la compañía Cydsa para almacenar gas licuado de petróleo. En paralelo, la unidad de Transformación Industrial de Pemex hace estudios de viabilidad para replicar esto en cavernas salinas en Veracruz y Nuevo León, dijo Gonzalo Monroy, analista de la industria petrolera.
"Pemex está literalmente almacenando donde puede. Hasta ahora ha evitado exportar grandes volúmenes a precios tan bajos, así que su mejor opción en el mediano plazo es almacenar en cavernas".
El problema que presentan son los tiempos de acondicionamiento, pues pueden llegar a tardar hasta tres meses y la producción petrolera nacional no se detiene y la de refinación prácticamente ya se duplicó.
Por el momento, el gobierno federal está rentando buques de almacenamiento que se localizan en las costas de Veracruz; sin embargo, el costo de estos es de 25,000 dólares diarios. También se debe de contemplar que las reservas que se acumulen no serán vendibles al corto plazo, pues los demás países están almacenando mezclas crudas y refinadas de acuerdo a sus capacidades. Por tal motivo, la sobreoferta y la poca demanda continuarán aún después de la cuarentena.
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