Abril 14/20
LÍDERES POLÍTICOS
Jesús Belmont Vázquez
Recesión mundial
Congreso de la Unión.- Las medidas de confinamiento por la contingencia sanitaria del coronavirus Covid-19 están afectado directamente a sectores que representan hasta un tercio del Producto Interno Bruto (PIB) de las principales economías del mundo, y cada mes de contención se pierden dos puntos porcentuales de crecimiento anual.
Las estimaciones son de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), quien anticipa que muchas economías entrarán en franca recesión, por lo que sugiere actuar con firmeza para amortiguar el impacto con una respuesta coordinada entre los diferentes gobiernos.
El objetivo es recapitalizar los sistemas sanitarios y epidemiológicos, levantar las restricciones comerciales, apoyar a los países vulnerables de bajos ingresos, ayudar a todas las personas (empleadas y desempleadas) en particular a los más desprotegidos, y mantener a flote a las empresas (sobre todo a las pequeñas y medianas) con paquetes especiales de apoyo para los sectores más afectados como es el caso del turismo.
La colisión producida por el Covid-19 a la economía mundial, ha sido peor que la de la crisis de 2008-2009 e incluso puede ser más dañina que la de 1929.
En los dos períodos citados, el mercado bursátil cayó cerca del 50 por ciento, los mercados de crédito se congelaron, hubo quiebras masivas, el desempleo aumentó a casi el 10 por ciento y el PIB se vino abajo a una tasa anualizada del 10 por ciento.
Pero lo alarmante es que esos números rojos se obtuvieron a lo largo de tres años, mientras que en la actual crisis se están materializado en tan solo unas cuantas semanas.
Algunos especialistas señalan que cada componente de la demanda agregada (consumo, inversión y exportaciones) se encuentra en caída libre y recomiendan ampliar los créditos a las pequeñas y medianas empresas, así como implementar estímulos fiscales masivos a través de transferencias directas a las familias.
En el caso concreto de México, la capacidad para hacer frente a la crisis sanitaria podría verse afectada por el poco margen fiscal con el que cuenta el gobierno federal, así como por la reducción de la actividad económica (0.1 por ciento en 2019), la caída en los precios del petróleo y la depreciación del peso frente al dólar.
Aunque algunos expertos refieren que los daños económicos resultado de la pandemia a nivel mundial son temporales y auguran una recuperación en el segundo semestre del año, las perspectivas económicas se han deteriorado con mayor rapidez de la esperada.
La contención ha logrado mitigar los contagios de Covid-19 pero está dañando la actividad económica. El distanciamiento social es una estrategia necesaria de salud pública para aplanar la curva de contagios, pero desgraciadamente aumenta la curva de recesión.
La pandemia ha impactado por varios frentes: en el terreno sanitario; en el económico resultado de las medidas de contención y en tercer lugar, ha provocado choques de expectativas.
El choque médico-sanitario será transitorio pues se prevé que una vacuna contra el Covid-19 estaría lista entre diciembre próximo y marzo de 2021; sin embargo, el daño económico no tiene para cuando restablecerse.
En lo que va de la contingencia sanitaria, muchos trabajadores han perdido su trabajo (más de 346 mil empleos) y muchas empresas podrían declararse en bancarrota en los próximos días si el gobierno (como parece ser el caso) decide dejarlas a su suerte.
Respecto a las condiciones socioeconómicas de los mexicanos, la pobreza es uno de los factores más importantes que deben considerarse, pues permite estimar la capacidad de respuesta de la población ante la epidemia y sus consecuencias económicas: en 2018, 49.5 por ciento de la población, es decir, 61.7 millones de personas, se encontraban en condiciones de pobreza o pobreza extrema, según el Coneval.
Otro factor es la desigualdad en el acceso a derechos sociales, de los cuales cabe destacar aquellos que tienen relación directa con las condiciones sanitarias en las que se enfrenta la contingencia: 20.2 millones de mexicanos no tienen acceso a servicios de salud; 24.7 millones no cuenta con servicios básicos en su vivienda y 13.8 millones no tenía condiciones mínimas de calidad y espacios; 25.5 millones de personas no tienen acceso a una alimentación suficiente y adecuada.
A estas condiciones deben sumarse otras relacionadas con la situación laboral. En particular, destaca que en enero de 2020 la tasa de informalidad alcanzó 56 por ciento y la tasa de desocupación fue de 3.7 por ciento de la Población Económicamente Activa. En ambos casos se trata de personas sin acceso a servicios de salud.
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