Luego que tardaron dieciocho años en llegar al poder y en menos de un año en decepcionar a todos.
A estas alturas del partido, cada vez son más los que se preguntan: ¿para qué querían el gobierno los de la 4T?
Si fue para acabar con la corrupción, pues no lo han logrado, por mucho que ése haya sido su discurso desde que asumieron. Para todo culpan a los anteriores gobiernos de ser corruptos y haberles dejado un tiradero.
Pero si en verdad quienes estaban antes que ellos eran corruptos, ¿por qué entonces no están en la cárcel?
Si están combatiendo la corrupción y evitando que los deshonestos se roben los dineros públicos, entonces por qué ahora que no hay corrupción existe más hambre, peores servicios y menos empleos.
Quienes destacaron por ser buenos opositores cuando estaban en las calles han demostrado ser pésimos gobernantes, y de ello dan muestra cada día con decisiones cada vez más malas.
No se siente ningún cambio para bien en el país o en la ciudad; quizá para mal.
La economía está peor que nunca; los servicios son pocos y malos; el desempleo es cada vez mayor y en el país hay cada vez más pobres que, en determinado momento, tendrán que estirar la mano para que quienes generan riqueza los mantengan de a gratis.
La crisis sanitaria acabó de empeorar la crisis financiera que ya se dibujaba desde finales del año pasado, y vino a exhibir con toda su crudeza la falta de capacidad del gobierno de la 4T para conducir un país como el nuestro.
Botones hay muchos, pero eso de exigir a los empresarios que no dejen de pagar el sueldo completo a sus empleados y que no los despidan, pero a cambio echarles el SAT encima y no darles el más mínimo apoyo para que sus empresas subsistan a la crisis, es demasiado.
Hasta parece que el gobierno quiere tener un escenario para culpar del mal camino del país a los empresarios que no quisieron solidarizarse con el pueblo, cuando es el gobierno quien no ha dado garantías a la inversión productiva.
Qué fácil para las autoridades recaudar dinero que producen otros y regalarlo entre sus bases para mantener su apoyo político-electoral, aunque a ellos también los engañen.
Con qué cinismo el gobierno presume a cada rato que duplicó —por ejemplo— el apoyo a los adultos mayores, que ahora les da el doble. Sí, les da el doble porque, en lugar de entregarles los apoyos cada mes, lo hacen en forma bimestral.
Cancelar proyectos productivos a empresarios nacionales y extranjeros y aferrarse a financiar elefantes blancos para el país es otra forma de llevar a México al despeñadero que tanto criticaba en el sexenio anterior.
Qué triste que la esperanza de millones de mexicanos que creyeron en un cambio se haya convertido tan rápido en una gran decepción.
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