La caída del crudo amenaza la economía de México

Rebeca Marín


Otra mala noticia se cierne sobre las finanzas públicas de México; los efectos del coronavirus en el crecimiento económico del planeta han provocado que la ralentización del crecimiento económico global les pegue a los precios internacionales del petróleo. Menor crecimiento económico es igual a menor demanda de energía y, por lo tanto, de fuentes que la generen, como el petróleo.

 

Aunado a ello, existe el riesgo de que se desate una guerra de precios en los próximos meses en caso de radicalizarse las posturas de algunos de los principales países productores, quienes el pasado 6 de marzo se confrontaron al grado de que la cumbre a la que asistieron el cártel petrolero de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus principales países aliados, especialmente Rusia, naufragó al no llegar a un acuerdo.

 

El impacto sobre los precios internacionales del petróleo fue inmediato, hundiéndolos; en el caso de la cotización del petróleo texano, el WTI, esta cayó 10.1 por ciento en una sola jornada para colocarse en 41.28 dólares por barril; por su parte, la cotización del Brent del Mar del Norte perdió 9 por ciento para fijarse al cierre en 45.56 dólares por cada barril.

 

El precio de la mezcla mexicana de exportación acusó recibo de inmediato y cayó a 35.75 dólares por barril, esta cotización se ubica 14 dólares abajo del precio promedio utilizado por el gobierno mexicano para el cálculo del presupuesto para este 2020.

 

El primer desajuste evidente para las finanzas públicas nacionales sería provocado por un recorte de los ingresos petroleros en caso de que se mantenga el escenario de reducción de precios, que amenaza con consolidarse debido a que al menos el viernes pasado se registró un punto de quiebre en la relación OPEP-Aliados, que hasta ahora había colaborado para mantener una relativa estabilidad en los mercados globales, antes de que apareciera el COVID-19.

 

Pero vayamos de lo general a lo particular. El escenario mundial luce cada día más complejo en lo económico y lo peor que puede suceder a naciones productoras independientes sería una caída de los petroprecios.

 

Rusia rechazó el viernes la oferta de la OPEP de recortar adicionalmente 1.5 millones de barriles diarios hasta el fin de 2020 a la producción conjunta del cártel y las naciones aliadas. La propuesta se enfoca en impedir que la epidemia arruine los esfuerzos hechos desde 2017 para mantener estables los precios del crudo, en un mercado donde hay un exceso de oferta. La OPEP decidió inclusive ampliar el periodo de esta limitación hasta fines del 2020, en vez de los tres meses adicionales que se pedían a partir de abril cuando terminará el plazo previo.

 

A partir de inicios de 2017, los miembros de la OPEP y sus aliados (OPEP+) retiran del mercado 1.2 millones de barriles diarios. En diciembre pasado, la alianza incrementó esta reducción en 500 mil barriles, mientras que Arabia Saudita retiró, a título individual, 400 mil barriles adicionales. Pero la epidemia del COVID-19 vino a modificar el escenario, al parecer es necesario un nuevo recorte ante el desplome de la dinámica económica global.

 

Lamentablemente no hubo acuerdo, no al menos este viernes, los mercados esperan una reunión de emergencia para antes del 1 de abril, cuando los miembros de la OPEP y sus aliados estén libres de producir lo que quieran, con lo que hundirían los precios.

 

Si bien México protegió con coberturas petroleras una parte de sus ingresos por ventas de petróleo, no se sabe bien a bien qué porcentaje de las ventas goza de dicha cobertura; de cualquier modo, un desplome de los petroprecios pasará factura a las finanzas públicas mexicanas, y los mercados lo saben.

 

México completó apenas en enero pasado el programa anual de coberturas petroleras a un precio de 49 dólares por barril, el mismo que se utilizó como promedio para el cálculo del presupuesto anual. El paquete presupuestal para 2020 consigna una plataforma de exportación

 

 de petróleo de 1 millón 134 mil barriles diarios de petróleo, que estará sujeto a las variaciones diarias de los petroprecios; hasta ahora el gobierno federal no ha informado qué porcentaje de esta plataforma de exportación está "blindada" por medio de las coberturas adquiridas en los mercados mundiales.

 

Ahora bien, uno de los argumentos de las autoridades pasadas, que incluso se ha empezado a retomar, consiste en señalar que México ha reducido su dependencia de los ingresos petroleros en las finanzas públicas. Lo anterior es cierto, pero no necesariamente positivo por dos razones:

 

En realidad, no es que México haya reducido su dependencia de los ingresos petroleros; lo que sucede es que la reducción de la base de exportación de petróleo, causada por la caída en la producción de Pemex, ha generado dicho escenario se quiera o no. Menor exportación, menores ingresos.

 

2) Una reducción en la dependencia de los ingresos petroleros, compensada con un incremento en ingresos de otro tipo, como por ejemplo los tributarios, sería el mejor de los escenarios, lamentablemente no es así.

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