Pues esa misma medicina se les puede aplicar a los diputados locales de Morena que se quedaron con las manos vacías, y todo por tratar de agandallarse el poder y los recursos económicos del Congreso de la Ciudad de México.
Durante semanas, legisladores encabezados por Valentina Batres, Rigoberto Salgado, Guadalupe Chavira y otros, organizaron una grillita en Donceles para echar, primero, a Ricardo Ruiz, y después buscar la coordinación de la bancada.
Ante el atorón que tuvieron sus intenciones, pues como siempre José Luis Rodríguez se les atravesó, los grillitos exigieron que la Comisión de Honor y Justicia de Morena —que nada tendría que hacer en el Congreso— interviniera en el caso y tomara la decisión.
Creyeron que con eso podrían anular a Rodríguez, pero se les pasó un pequeño detalle: el presidente de esa comisión morenista, Héctor Díaz-Polanco, es uña y mugre de José Luis y el asunto se decidió en su casa.
El resultado ya por todos conocido, es que Martha Ávila, una don nadie que los rebeldes impusieron para poderla mangonear, quedó al frente, sólo que como segundo de abordo se consolidó el hoy poderoso Rodríguez, que será quien la mangonee.
Fueron la propia Batres, Chavira, Salgado y demás rémoras quienes le sirvieron la mesa a su acérrimo opositor, que se quedó con todas las canicas; sus opositores, como el chinito: nomás mirando.
Seguramente, Valentina recibió la asesoría de su hermano Martí, que quiso hacer lo mismo en el Senado para eternizarse en la Mesa Directiva y fue apaleado: hoy los dos hermanitos quedan como legisladores rasos, según definen ellos mismos a los de abajo.
Una vez derrotados, los opositores ya se volvieron a dividir y cada quien busca salvar su pellejo. Incluso Chavira, afecta a estar cerca del poder económico en turno, exige que se acelere la repartición del pastel.
Quiere que una vez más, no aprendió, Díaz-Polanco intervenga en el nombramiento de los titulares de Comunicación Social, Servicios Parlamentarios y Oficialía Mayor, como si un partido pudiera intervenir en las decisiones internas del Poder Legislativo.
Pobre Martha Ávila, le hicieron creer que era la gran lideresa y ahora la dejarán solita, lo que consolida la posición de José Luis Rodríguez, que, además de tener la mayoría al interior de Morena, cuenta con el apoyo de las bancadas de oposición.
Sus enemigos se arrepienten, pero hoy más que nunca aplica eso de que: "A chillidos de marrano"
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