45 años de trabajo y lucha con el proyecto antorchista en el país

Gloria Brito Nájera


En 1974, hace exactamente 45 años -un espacio de tiempo transcurrido en México y en el mundo y valiosísimo para ver los extraordinarios cambios que impone la realidad que nos rodea-, se funda a iniciativa del Ingeniero Aquiles Córdova Morán, en Tecomatlán, Puebla, el primer grupo antorchista con apenas 37 miembros entre los campesinos más pobres que constituían el sector fundamental en esa población enclavada en la Baja Mixteca poblana, una más, igual a las decenas de miles del campo mexicano con su miseria de siglos.


El principio, fue organizarse y crear una cooperativa que los protegiera de los bajos y abusivos precios que los caciques pagaban a lo que ellos producían con mucho esfuerzo cultivando la tierra. El sometimiento de la población por el cacicazgo, no permitía la mínima independencia a quienes dominaban primero, con el poder económico y el terror de sus armas con la protección de los de arriba, del poder político.


Una Cooperativa y una tienda de consumo, con lo elemental que su vida de marginados requería: azúcar, maíz y frijol, fueron los primeros éxitos frente a las amenazas que los rodeaban. Los peligros acechaban a los miembros del grupo que crecía en número por el progreso en sus condiciones de vida. Idearon para su defensa a iniciativa del Maestro Aquiles y sus dirigentes, la lucha por el poder político, por gobernar su municipio. Pese a una difícil batalla por las provocaciones el grupo caciquil dispuesto a no perder el poder político, con el triunfo electoral antorchista en la presidencia municipal empezó realmente el progreso en Tecomatlán.


Fue el parteaguas fundamental, histórico, que marcó de modo imborrable la ruta en la lucha de Antorcha al lado de los pobres del campo y la ciudad: gobernar para cambiar las condiciones de atraso de la población menos favorecida. Desde ese entonces, Tecomatlán ha sido y es, guía y ejemplo nacional; lo reconocemos todos los que formamos el Movimiento Antorchista Nacional. Con logros excepcionales en los ámbitos que ha desarrollado, es un modelo a escala del país que queremos los mexicanos verdaderamente preocupados por nuestra patria.


En educación cuenta con modernas instalaciones educativas para atender tanto a párvulos como a jóvenes deseosos de terminar una carrera a nivel superior: Jardín de niños, primaria, secundaria, bachillerato y un Instituto Tecnológico, una Escuela Normal, un moderno Albergue Estudiantil para mil alumnos, espacios profesionales para el deporte; para el ejercicio de las disciplinas artísticas, el edificio más moderno y destacado por su arquitectura de toda la región.


Los jóvenes no se drogan, azote y perdición en este país; en salud, un moderno hospital atiende por igual a gente de toda la región, de estados vecinos; creación de empleos para sus habitantes. Tecomatlán se ha ganado a pulso el sobrenombre de La Atenas de la Mixteca, en homenaje a la ciudad estado de la fabulosa cultura griega de la antigüedad. Y, desde luego, con todo orgullo para los antorchistas de México, cuna de Antorcha Campesina.


Esto es Tecomatlán, ¿pero, por otro lado, que estamos viviendo en nuestro país? Nuestro México, nuestra casa, atraviesa por momentos difíciles. México se está hundiendo, estamos finalizando este 2019, con el mayor número de muertos, después de la Revolución mexicana, México no había tenido tantos muertos como en este año; estamos cerrando el año con una economía con cero crecimientos; sin servicios de salud; con una pobreza que crece y que se resiente por los de abajo; todo lo contrario, a lo que prometió este gobierno. Antorcha sostiene y dice: México necesita un programa de gobierno científico (no de ocurrencias e improvisaciones) sacado del estudio y la lucha, de la realidad viva del país; Antorcha propone un proyecto de país, que se rige por cuatro ejes: 


1. Empleo para todos los mexicanos, 2. Política fiscal progresiva (que paguen más impuestos los que más ganan y menos los que ganan poco), 3. Dirigir el gasto público a los que menos tienen y 4. Salarios mínimos dignos.


Los antorchistas a quienes nos tocó vivir en el corazón del país, en nuestra querida Ciudad de México, que en contraste con el desarrollo de la cuna de nuestra organización, se encuentra inmersa en un sinfín de problemas de inseguridad, falta de servicios elementales, en una pobreza que aprieta cada día que pasa, debemos hacer nuestro el proyecto de nación de nuestro movimiento y debemos defenderlo y trabajar para lograrlo, si no queremos que nuestro país se siga hundiendo.


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