Rebeca Marín
En aras de actualizar las normas fiscales internacionales y adaptar el sistema impositivo a la economía del siglo XXI, el pasado 9 de octubre fue publicada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) la nueva propuesta que combina los elementos comunes de tres propuestas de países miembros. Ésta se inspira en la labor del Marco Inclusivo sobre BEPS de la OCDE y del G20. La propuesta fue sometida a debate el 17 y 18 de octubre. Sin duda es un gran reto el armonizar el enfoque global, y evitar medidas unilaterales.
Es importante mencionar que cuando hablamos de economía digital no solo hablamos de aquellas empresas altamente digitalizadas como Netflix, Amazon o Youtube, por mencionar algunas. También nos referimos a todas aquellas compañías que incorporan dentro de su cadena de valor el uso del internet a la producción y/o comercialización de bienes y servicios.
Dado que la economía digital se está convirtiendo cada día en la economía propiamente dicha, estas nuevas formas de hacer negocios plantean interrogantes acerca de si los criterios actuales para la determinación de la existencia de un nexo siguen siendo idóneos para la asignación de la base gravable por país.
Este nexo ha sido vinculado a la presencia física del contribuyente, mismo que se vincula a la potestad tributaria de los estados sobre los ingresos de dicho contribuyente.
El Plan de acción BEPS (Base Erosión and Profit Shifting, desarrolla 15 áreas estratégicas de trabajo concebidas para combatir el problema de la erosión de la base imponible y el traslado de beneficios a través de una serie de recomendaciones técnicas. La primera batería de medidas previstas para 2014, se orientó a siete de los quince objetivos del Plan de acción BEPS, publicado en julio de 2013, dado la complejidad del tema en esta primera fase no se incluyó la acción 1, sobre la economía digital.
Desde el año 2006, en un documento titulado El futuro de la Economía Digital, emitido por la OCDE, se reconoce la necesidad de un enfoque global, ya que el reto mismo es de esta naturaleza., Por tanto requiere que la respuesta tenga un enfoque igual en los objetivos fijados, los recursos, estrategias y metodologías. Desde este año el tema ha sido sometido a discusión desde diferentes perspectivas técnicas, regulatorias, políticas e incluso culturales.
De las discusiones surgieron dos grandes pilares sobre los cuales se pretende construir el consenso:
Pilar I, Asignación de nuevas potestades tributarias a los estados,
Pilar II, Desarrollo de mecanismos de gravamen que aseguren una tributación mínima en aquellos casos en los que la potestad tributaria de una jurisdicción no se ajuste a unos estándares mínimos necesarios.
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