POR MARTIN AGUILAR
Aunque muy poco podrá aportar Omar García Harfuch en su comparecencia de hoy ante el Congreso local, los diputados bien podrían aprovechar su presencia para preguntarle, por ejemplo, de los negocios que encontró al interior de la Policía Preventiva.
Con menos de dos semanas al frente de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, sería injusto culparlo del desastre que dejó su antecesor, Jesús Orta. Pero sí comprometerlo a que explique cuál va a ser su línea de trabajo que, hasta el momento, no se conoce.
Y es que hace casi dos semanas que Orta se fue y es como si siguiera al frente, pues para la gente no ha habido cambio alguno, es más, la mayoría ni siquiera sabe quién es el nuevo jefe de la policía.
Sería bueno que los diputados le preguntaran a García Harfuch, por ejemplo, qué piensa de la idea de Claudia Sheinbaum de continuar con los "cinturones de paz" para contener el vandalismo en las marchas, acción que a nada estuvo de terminar en tragedia.
O cómo podrá garantizar el orden público sin el uso del Cuerpo de Granaderos, que la jefa de Gobierno desapareció por considerarlo un grupo represor.
Que el nuevo secretario diga si está de acuerdo en que aplicar la fuerza a los infractores sea "reprimir al pueblo". O si va a permitir que sus elementos, en lugar de responder con la fuerza del Estado, acaten lo de "abrazos no balazos".
Porque habrá que recordar que, aunque García Harfuch es relativamente nuevo en estas lides, proviene de una familia de policías y militares calificados por el propio gobierno al que hoy sirve como represores de estudiantes y de enemigos del régimen.
Que no le vaya a temblar la mano para que no le vayan a sacar el pasado de su familia. La ley lo faculta a aplicar la fuerza del Estado para salvaguardar bienes y personas, y no andar con fantasmas de no caer en "provocaciones".
Pero si el joven funcionario no se quiere meter en eso rollos, al menos que explique por qué a su llegada, desde el Gobierno de la CDMX se operó la baja del oficial mayor y sus respectivos directores en la Policía Preventiva, cuyo presupuesto es descomunal.
Porque desde la Subsecretaría de Egresos de la capital, a través de Bertha Gómez Castro —mujer de todas las confianzas de Claudia en el manejo de recursos—, se nombraron a todos los oficiales mayores del Gobierno… menos al de la SSC.
Quizá Omar pueda explicar si estaba enterado cuando llegó, si le impusieron a un nuevo oficial mayor para amarrarle las manos o, peor aún, si el ex oficial mayor respondía a intereses comerciales de Orta y de quienes en su momento lo patrocinaron.
Porque dicen que, además de la multimillonaria renta de patrullas, están la confección de uniformes, comedores, zapatos, gasolineras y un largo etcétera en los que antiguos patrones de Orta tenían intereses.
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