POR MARTIN AGUILAR
Ahora se supo que por fin se decidió a dar correr de la Secretaría de Seguridad Ciudadana a Jesús Orta, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum se volvió a dar un tiro en el pie, al asegurar que Orta ya no lo obedecía en todo lo que le ordenaba, por lo que mejor habría sido que se fuera por su propio pie.
Con su declaración, Sheinbaum dejó claro que tuvo el valor para echar a un funcionario que de plano no había dado el ancho, sino que así decidió hacerlo, pero también le da un llegue a su nuevo secretario, Omar García Harfuch, pues en lugar de resaltar que llega como una solución, dice que está ahí sólo porque su antecesor se fue.
No es la primera vez que al hacer algo bueno, Sheinbaum lo echa a perder, pues si quiso ser cortés con quien se iba, flaco favor le hizo porque era pública la ineptitud de Orta.
Desde antes de asumir, la gobernante había pensado en García Harfuch para la Policía Preventiva, pero entonces el secretario de Seguridad Pública Federal, Alfonso Durazo, lo vetó y junto con Marcelo Ebrard, impusieron a Orta.
La salida del hoy ex jefe policiaco, ya estaba decidida, pero dos efemérides se atravesaron para retrasar la llegada de su relevo. Una fue el quinto aniversario de Ayotzinapa y la otra, el 51 aniversario de la Matanza de Tlatelolco.
Y es que García Harfuch fungía como mando de la Policía Federal en Guerrero cuando se dio la presunta tortura a los acusados de asesinar a los normalistas. Por otro, lado es nieto del general Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa Nacional, cuando el Ejército acribilló a los estudiantes en 1968.
Eso sin contar, con la fama de duro de su padre, Javier García Paniagua, ex director de la Federal de Seguridad y jefe la Policía del DF en la época de Carlos Salinas como presidente y de Manuel Camacho Solís como regente.
Aunque Omar ni siquiera había nacido en el 68, el hecho de llevar ese apellido hizo dudar a varios sobre su nombramiento, sobre todo después de que Sheinbaum había desaparecido a los granaderos, por su presunta participación en Tlatelolco.
El chiste es que, por querer dar tantas justificaciones, la propia jefa de Gobierno ensució el tema.
Y es que, a pesar de su juventud, García Harfuch ha demostrado que le sabe al oficio, al grado de que, en unos cuantos meses, le apagó el incendio a la procuradora Ernestina Godoy, que se estaba quemando con varios casos emblemáticos del crimen en la ciudad.
Bien por la salida de Orta, que quienes lo conocen aseguran que en sólo 10 meses en el cargo dio el viejazo. Y mejor con la llegada del exdirector de la Policía de Investigación, que le sabe y le gusta el trabajo policiaco.
Y aunque Omar aún no estaba, tendrá que explicar ante el Congreso de la Ciudad de México por qué la capital vive presa del hampa. Su comparecencia del próximo jueves forma parte de la glosa del primer informe de Sheinbaum.
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