A unos días de que el Sistema de Transporte Colectivo (Metro) cumpliera 40 años de su existencia, tal parece que la Directora, Florencia Serranía no ha podido erradicar el ambulantaje que a diario fastidia y daño a los millones de usuarios que lo ocupan.
Al igual darle mantenimiento preventivo como debería, siendo que cuenta con la tecnología más avanzada, por lo que los retrasos que hay algunas estaciones se deben al descuido y los trenes que algunos están en los talleres por los daños que tienen por falta de mantenimiento, por lo que recurrirán asesoría extranjera.
Aunque a nivel mundial México ha destacado en los últimos tiempos por sus estudiantes de ingeniería, sobre todo los de la UNAM y el Instituto Politécnico Nacional, el Metro padece la carencia de ingenieros especializados en este transporte.
Por tal motivo, el gobierno de Claudia Sheinbaum decidió pedir ayuda a Japón y a China para la elaboración de un plan de estudios, y de esta forma se puedan preparar ingenieros que le sirvan al Sistema de Transporte Colectivo.
Es curioso que en los momentos en que el país destaca incluso en competencia mundiales de ingeniería robótica, el Metro carezca de especialistas y los pocos que hay están jubilados o en proceso de hacerlo.
En diversas reuniones, Serranía, ha manifestado que la carencia de mano de obra especializada impide la modernización y el desarrollo del sector que encabeza.
Incluso le recomendó a Sheinbaum voltear hacia Japón y China, que son dos de las naciones más desarrolladas en lo referente a trenes, y cuentan con especialistas en estos sistemas, con los que buscarán un acuerdo.
La idea es que los asiáticos y orientales recomienden las materias que deberán tener los cursos para ingenieros especializados en el Metro, y que estos programas sean validados por la UNAM y el Poli.
En la actualidad, el STC funciona como puede, en medio de importantes atrasos tecnológicos, carencia de desarrollo organizacional y un descuido en su mantenimiento básico, agudizado desde la llegada de la presente administración.
Esto se viene a sumar a la carencia de presupuesto del propio Metro, cuyas finanzas andan por los suelos, aunque las autoridades se niegan a hacer un ajuste al pasaje, que en términos reales costaría 18 pesos por viaje.
Por supuesto que ningún gobierno se atrevería a ajustar las tarifas a la realidad, pero tampoco a bajarla a tres pesos, como Sheinbaum ofreció en campaña, y que es una de sus tantas promesas que siguen pendientes.
Mientras tanto, los trenes se siguen retrasando por fallas; las escaleras eléctricas no sirven, los vagones son un auténtico muladar y el transporte es inseguro. Lo malo es que no se ve para cuándo se pueda solucionar.
Y aunque tanto Serranía como Sheinbaum han dicho hasta el cansancio que así lo recibieron, el hecho es que hoy son las responsables de todo lo que ocurra o deje de ocurrir ahí, y no se ve que estén avanzando, aunque sea un poquito, en el asunto.
Este tendría que ser uno de los temas centrales en su inminente Informe de Gobierno al Congreso de la Ciudad de México, que nadie sabe si será el primero, por tantos que según ella ha dado, pero desde ya se puede anticipar que ni ella hablará de eso, ni los chillones opositores lo harán.
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