Con la entrega que Claudia Sheinbaum hizo a Donceles de su primer Informe al frente del Gobierno de la Ciudad de México, dio inicio el conteo para que algunas cabezas de su gabinete rueden, sobre todo, en áreas de seguridad.
Todos voltean a ver a Jesús Orta Martínez, secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, que, desde hace varias lunas, está en la mira, pues desde que llegó dio muestras de que la yegua le quedaba grande, aunque no era políticamente correcto correrlo antes del primer Informe.
Y es que el pobre funcionario sufre mucho el puesto, ya que no hay día que su nombre no salga a relucir, pero no para bien, sino porque algo malo pasó en la capital y tiene que ver precisamente con él.
Quienes lo conocen afirman que en tan sólo diez meses ha envejecido años, y que no es su culpa el que no esté dando resultados. A él lo pusieron sin estar preparado y por eso no sólo los delincuentes, sino sus propios policías se lo rebasaron desde hace rato.
A pesar de lo desastroso de su gestión, llama la atención que, en su Informe, que ayer hizo llegar al Congreso capitalino por conducto de Rosa Ícela Rodríguez, su secretaria de Gobierno, Sheinbaum afirme que los ciudadanos perciben una baja en los delitos.
Eso, por supuesto, ni la funcionaria se lo cree; nada más le faltó decir que los capitalinos son felices, muy felices.
En esa vacilada de Informe, que más bien parece un compendio de buenas intenciones, la jefa de Gobierno omite, por ejemplo, referirse al terrible servicio que presta el Metro, del que no anuncia ampliación alguna o nuevas líneas; presume nuevos camiones de RTP.
Pero, así como varios funcionarios tienen remojando sus barbas ante la llegada de septiembre, mes tradicional para el corte de cabezas, algunos opositores también se truenan los dedos, pues se vuelve a escuchar que la 4T capitalina no tarda en ofrecer una cabeza.
Como el panorama no es nada halagador para los capitalinos y su gobierno, será necesario ofrecer al pueblo un sacrificio y sólo será cuestión de escoger alguna de las carpetas que ya están armadas para lanzar a alguien a los leones y culparlo de todo lo malo que pasa.
Los morenos tardaron en entender cómo usar el poder en la Ciudad de México, pero dicen que ya le agarraron sabor y que comenzarán a apretar tuercas a quien se pase de la raya.
Quizá por ello algunos exdelegados han buscado a la propia Rosa Ícela y han tocado la puerta de la mismísima procuradora Ernestina Godoy, para preguntar si sus temas pendientes se mantendrán en el congelador o empezarán.
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